Venezuela, la patria de nuestros libertadores, está atravesando uno de los períodos de gobierno más intolerables, porque se ha convertido en autocracia inadmisible de ser aceptada en la vecindad de América del Sur. Tanto por los asesinatos que se comete como por la forma dispendiosa y descontrolada con que se administra al país.
Nicolás Maduro se ha constituido en la peor especie de despotismo gubernamental, al extremo de declarar que prefiere el uso de las armas antes que aceptar la práctica de la democracia, porque en su concepto impone limitaciones que personalmente él no las acepta.
Con esta manera de entender la administración de un país está demostrando que se trata de un sujeto que no tiene escrúpulo alguno para cometer toda suerte de atropellos, cuando el pueblo venezolano se resiste al sometimiento de las arbitrariedades que pretende imponer, aun al costo de matar.
En la elección realizada el domingo para nominar, a su gusto y capricho, la Asamblea Nacional Constituyente, no tuvo reparo alguno en usar la violencia para llevar adelante una consulta ciudadana digitada por sus bastardos intereses, pues pretende modificar la Constitución del país de acuerdo con sus propias percepciones políticas y personales, en franco desconocimiento de la voluntad real del pueblo venezolano.
Como resultado de ello, murieron más de 14 personas que se manifestaban en protesta por el atropello que se estaba cometiendo contra todo concepto de democracia y menos aún de respeto al sentir ciudadano.
Pero no solo hubo muertos, sino centenares de heridos. El dirigente opositor, de reconocida tendencia democrática, Henrique Capriles, esta vez candidato a Gobernador del Estado de Miranda, denunció que unas 400 personas quedaron heridas en los hechos de violencia desatados por el gobierno de Maduro en Táchira.
Por estas circunstancias recientes y anteriores de desmanes cometidos por Maduro para tener a su disposición una Asamblea Nacional que esté sometida a sus designios, el organismo regional, que es Mercosur (Mercado Común del Sur), analiza la posibilidad de realizar una asamblea en los próximos días para proceder a expulsar de su seno a la Venezuela de Maduro, o sea hay que aclarar que no será contra el pueblo venezolano, sino contra su dictador.
Para optar por la medida extrema, los cancilleres de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay anunciaron que esperaban hasta ayer lunes la respuesta del régimen de Maduro sobre la consulta que le hicieron para convocar a un encuentro entre el oficialismo y la oposición de Venezuela, destinado a buscar la pacificación del país, antes de proceder a su suspensión como miembro del organismo regional.
La consulta consiste en conocer la posición oficial del régimen de Caracas, como dispone el Protocolo de Ushuaia, por haber quebrantado la institucionalidad democrática y el Estado de Derecho en Venezuela.
Hasta el presente, el régimen de Maduro se encuentra suspendido de participar en las actividades del Mercosur, cuya función básica es promover el comercio en América del Sur, bajo condiciones que respondan a los intereses regionales antes que a los internacionales.
Se trata de un mecanismo dirigido a mejorar el intercambio comercial regional, en condiciones tales que los aranceles y las relaciones en general sean más favorables, en función de la cooperación y la amistad vecinal.
De su parte, la Fiscalía Nacional informó que investiga la muerte de 10 personas el domingo, por protestas públicas contra la consulta de Maduro, con la que tiende a tener el control de la nueva Asamblea Legislativa y, de esta forma, ejercer el poder absoluto en Venezuela.
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