Universidad y folklore

En días pasados se realizó la famosa Entrada Universitaria y hay muchos testimonios para asegurar que los de la comunidad de San Andrés (alumnos, docentes y administrativos) se esforzaron por cambiar de nombre a esta institución, que podría ser rebautizada con el nombre de “Universidad Paceña Bock”, mientras los más estudiosos proponen llamarla “Johnny Walker”, aunque el universo de bebidas es infinito, como sostienen los integrantes de la Facultad de Filosofía y Tragos”.

Resulta difícil imaginar que los universitarios de San Andrés den rienda suelta a sus instintos folklóricos siendo su rector un hombre tan serio e intachable; que bien se acomoda un día a unos y otro día a otros, al que cuesta imaginarlo danzando por las calles de esta ciudad como si fuera otro hualaycho más, vestido de caporal.

Testigos de esa demostración folklórica nos confirmaron que si bien las diferentes danzas fueron prodigiosamente ejecutadas, existió un tufo a alcohol que perfumó a nuestra ciudad que goza con múltiples “entradas”, tal vez para olvidar las penas citadinas.

Como es de adivinar, también intervino mi corresponsal en el Palacio Real de la plaza Murillo, en su calidad de periodista folklórica, para lo cual no se necesita mucho talento en los pies, pues también hay que entender que los miles de universitarios bailadores también se entrenan en otras actuaciones durante todo el año, o sea que sin lugar a dudas tienen más horas de baile y folklore que de horas destinadas a quemarse las pestañas, estudiando.

Macacha sostiene que los periodistas bailarines son tantos y tan buenos como los docentes y administradores de la UMSA, que según los espectadores (o sea gran parte del pueblo paceño) son los menos cuidadosos en el arte de bailar, sin embargo sabemos que han prometido a la Virgen de Urcupiña danzar en su honor dentro de pocos días; lo que demuestra que nuestros bailarines están dispuestos a participar de cualquier festividad religiosa. Antiguamente se discutió acerca de si hubo alguna vez once mil vírgenes, cantidad que demuestra cuán devotos somos de cualquier manifestación seudo-religiosa.

Con esta contribución de mi colega y discípula a esta actuación ponemos en claro que aprobamos la sabiduría folklórica de la comunidad de San Andrés y auguramos que el próximo año sea más nutrida y roseada que la pasada “Entrada Universitaria” a la que calificamos con las mejores notas.