SOCIEDAD
Si no puedes dejar de compartir momentos en las redes sociales, probablemente tú también pertenezcas a la generación ‘mimi’.
Mi bienestar, mi felicidad. El abuso del pronombre posesivo en cada vez más aspectos de nuestra vida ha dado origen a la generación ‘mimi’. Y es que es una forma (egoísta) de ver la realidad que, sin darnos cuenta, hemos ido adoptando a través de las redes sociales. Es como si, al no compartir un momento especial, este dejase de existir por completo. ¿De verdad necesitamos la continua aceptación de la gente que nos rodea?
“Obsesionados por estar conectados, los ´mimis´ defienden una nueva forma de entender la vida, de expresarla y, también, de consumirla. Porque ahora cualquier recuerdo pasa por el filtro del móvil y toda decisión tiene un único fin: parecer ser feliz y, por supuesto, que todos así lo vean”, explica el psicólogo Jesús Matos.
Dentro de este perfil, el experto sitúa a todos los jóvenes de entre 18 y 31 años que permanecen siempre online.
De hecho, esta obsesión también ha llegado al mundo VIP haciendo que personalidades de la talla de Kendall Jenner o Gigi Hadid decidiesen tomarse unas vacaciones para ‘desintoxicarse’ de las redes sociales. Es más, ambas coincidían en la necesidad de darse un respiro y de recuperar el control de su vida. Al menos, de la que exponen en la red. Uno de los motivos por los que, por ejemplo, la modelo Essena O’Neill, de 18 años abandonase sus exitosas publicaciones, es haberse sentido consumida por las redes sociales. En concreto, ella confesó que para conseguir la foto perfecta hacía cientos de tomas, e incluso dejaba de comer si lo creía necesario. Su vida se basaba en aparentar otra muy distinta. Al final, decidió cortar con todo y promover la Real Life.
NO SABEMOS ABURRIRNOS. LO QUEREMOS TODO YA
“Vivimos en un mundo en el que prima la inmediatez. No nos educan para tolerar la frustración ni la incertidumbre. Queremos todo y lo queremos ya, pero no estamos dispuestos a esforzarnos por ello. No sabemos aburrirnos”, asegura Matos. “Es la época más fácil para estar conectado con cualquier persona desde cualquier lugar y, sin embargo, estamos más solos que nunca”, añade con rotundidad.
¿Y si esa constante búsqueda de felicidad y aceptación se hubiese convertido en nuestro mayor obstáculo? Según Matos, en los últimos años se ha incrementado el interés por el propio bienestar, y ese ansioso deseo de ser feliz se está convirtiendo en una obsesión. “Buscamos resultados inmediatos y nos cuesta tolerar la incertidumbre. Los problemas surgen cuando aparecen la tristeza, la ira o la ansiedad”, añade. Sobre esto, asegura que no somos capaces de aceptar que esas también son emociones necesarias para la supervivencia y que “desde el punto de vista biológico y evolutivo, estar siempre feliz es un gasto innecesario de energía, que se multiplica si, además, necesitas la aprobación de todos”. ¿La solución? Reconectar con nosotros mismos y con el mundo real. Algo que solo conseguirás olvidándote de las pantallas.
Portada de HOY |
1 Dólar: | 6.96 Bs. |
1 Euro: | 8.13 Bs. |
1 UFV: | 2.21015 Bs. |
Impunidad |