Hernán Maldonado
La atribulada Venezuela que gime bajo la sangrienta dictadura de Nicolás Maduro experimentó esta semana una gran traición, nada menos que por parte de uno de sus mejores capitanes democráticos, quien prefirió dejar en el campo de batalla a miles de heroicos jóvenes.
Henry Ramos Allup, líder de Acción Democrática, el partido que fundó el ex presidente Rómulo Betancourt, artífice de los derrocamientos de las dictaduras de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, resolvió acudir a las elecciones regionales y presidenciales que se le ocurra convocar a Maduro.
La traición es más escandalosa porque se produjo justo el día en que la compañía Smartmatic, que monitorea desde el 2004 todos los procesos electorales en Venezuela, reveló un grosero fraude en las comicios oficialistas del 30 de julio para elegir a 545 representantes a la Asamblea Nacional Constituyente, que modificará la actual Carta Magna, para instaurar en Venezuela un estado análogo a la Cuba castrista.
El 16 de julio la oposición celebró un plebiscito. 7.5 millones de personas dieron carta blanca al liderazgo opositor para acelerar el derrocamiento de la dictadura, en medio de colosales protestas callejeras de casi 4 meses, que han causado la muerte de 125 personas, la mayoría estudiantes.
Dos semanas después se realizó la elección oficialista. Todo el mundo vio cómo los centros electorales estuvieron vacíos, pero la dictadura en las últimas horas de la noche del domingo con desparpajo y ante un estupor generalizado anunció que había sacado poco más de 8 millones.
El desvergonzado anuncio fue rechazado o criticado por 40 países. Smartmatic, desde su sede en Londres, dijo que hubo al menos la manipulación de un millón de votos. La agencia de noticias británica Reuters reveló que hasta las 5:30 pm del domingo solo votaron 3.7 millones. En las 5 horas siguientes el régimen hizo aparecer casi 5 milllones más.
Smartmatic era una pequeña empresa tecnológica fundada por 2 venezolanos en Orlando, Florida. El 2004 recibió 50 millones de dólares para la automatización de todo el proceso electoral en Venezuela. En los siguientes años se convirtió en una multinacional, mientras en Venezuela en cada proceso siempre existían sospechas de la manipulación de resultados. Lo ocurrido el domingo fue una brutal exageración y sus ejecutivos no tuvieron más remedio que curarse en salud.
En medio de este escándalo que ha debilitado más aún a la dictadura, porque queda claro que manipula y tergiversa resultados electorales, Ramos Allup anunció que AD participará en cuanta elección sea convocada para no dejarle espacios a la dictadura. Quizás recordó el 2005 cuando la oposición se abstuvo de ir a elecciones parlamentarias y el régimen ganó las 167 bancas.
Pero aquel año la popularidad de Hugo Chávez tocaba el cielo mientras que ahora bajaron en un 65% los precios del petróleo, lo que apareja una escasez inaudita de alimentos y medicinas. Las encuestadoras más serias dan al régimen un apoyo de solo un 13% y su imagen internacional está en los suelos.
AD hace años que dejó de ser el partido de las masas, predominante en casi 40 años de democracia, pero aún así se mantenía en alta consideración en el electorado al punto que hasta el año pasado Ramos Allup fue el presidente de la Asamblea Nacional, con un discurso severo contra la dictadura, que ahora se ve que solo fue palabrería insulsa.
El líder adeco tiene a su favor que siempre fue partidario de un cambio de gobierno por la vía electoral, legal, democrática y constitucional… paradójicamente algo que no practica a lo interno de su partido en el que se erigió en caudillo sin que ninguna elección ratifique su liderazgo. Venezuela vive ante una gran traición.
El autor es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.
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