COMUNICABILIDADES
Siempre hemos considerado a los medios de comunicación como transmisores de información y entretenimiento, pero muy pocas veces los vemos con “medios de educación”.
Cada vez que un locutor de radio o televisión hace uso de la palabra frente a un gran público que llamamos “audiencia”, está ejerciendo una poderosa influencia que ningún profesor de colegio o catedrático de universidad tendrá jamás en un aula.
Cuando un docente imparte clases, habla (quizá) frente a medio centenar de alumnos… pero cuando un locutor habla ante un micrófono, habla para miles de personas.
Cada vez que un comunicador “abre la boca”, está enseñando cosas buenas o cosas malas, porque el acto de enseñar no es “per se” equivalente a enseñar sólo lo bueno, también conlleva el otro sentido.
La forma de hablar de un locutor refleja su buena formación o su escasa educación (dependiendo del locutor o locutora). Las cosas que habla o comenta nos dan un indicio de sus intereses particulares. La forma en la que enfoca los temas de interés público nos da un parámetro de su posición ideológica y la forma en la que trata a las personas nos da un barómetro de sus valores personales.
Pero hay algo más, independientemente de cómo se expresa un locutor o locutora, cada vez que habla se está convirtiendo en un modelo para los que lo escuchan.
Así que cada vez que tengamos la oportunidad de “hablar” en radio o televisión, no sólo debemos pensar “qué” vamos a decir, sino “cómo” lo vamos a decir. ¿Vamos a educar con nuestra palabra o vamos a idiotizar con nuestro lenguaje?
Las palabras son sólo envases, el contenido puede ser una rosa o simplemente basura.
(*) Director ejecutivo de Xperticia. Empresa de Capacitación y Asesoramiento en Comunicación.
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