Huanuni, sin agua ni producción

Una prueba más de las políticas de despilfarro del gobierno está en el caso Huanuni, mina en la que se invirtió mucho dinero, se encargó construcciones a una empresa china, se anunció producción increíble y se sostuvo que esta mina sería “ejemplo de producción y eficiencia”. Lo que debía ser esta fuente de producción de estaño llega a anuncios increíbles; sin embargo, los informes de técnicos y entendidos muestran que todo está destinado al fracaso.

Informaciones precisas y pormenorizadas (EL DIARIO 18/VI/2017) dan cuenta del desastre que significa Huanuni. En febrero de 2015 el presidente de Comibol anunció: “como máximo en 15 meses la planta funcionará con toda su capacidad; que se usaría temporalmente un dique de colas que está al lado del viejo molino; que la nueva planta tiene capacidad de procesar 3.000 toneladas de estaño al día” y muchas lindezas que han resultado contrarias a las intenciones y propósitos. Huanuni ha recibido un soporte financiero del gobierno de 56 millones de dólares para el nuevo ingenio, Lucianita, construido por una empresa china. En el año 2016 el Vicepresidente de la República entregó un fideicomiso de 36 millones de dólares y, hasta ahora, no se sabe en qué se invirtió. Detallar los desastres cometidos en Huanuni demandaría mucho espacio.

Dirigentes del sindicato, técnicos y trabajadores emiten conceptos diversos sobre lo malo que se hizo y no arriendan ganancia alguna en sentido de que el ingenio Huanuni pueda iniciar operaciones para lograr los índices de producción anunciados demagógicamente. El problema mayor ahora es que no hay agua para que funcione el ingenio y tampoco hay producción; sin embargo, se tiene planillas que la empresa debe cubrir mensualmente. Huanuni, pues, es un elefante blanco que se carga en las espaldas del pueblo boliviano. Se informa inclusive que el nuevo ingenio debería contar con “instalaciones civiles y energía eléctrica para el funcionamiento del dique de colas y no existe nada porque nada se hizo al respecto”.

La nueva planta –Lucianita- para funcionar “requiere 1.250 metros cúbicos de agua por hora (387 litros por segundo); pero no se han realizado las captaciones necesarias; consecuentemente, no se vislumbra soluciones para el problema que, conforme pasa el tiempo, se agrava seriamente.

Todo muestra que en todo lo que se hizo en Huanuni hubo simple demagogia y populismo, “trabajó” una empresa china con materiales ordinarios e hizo una mala obra; se creyó, algo ingenuamente, que esta mina sería “una especie de salvación de Comibol”; pero todo indica que no hubo el mínimo de responsabilidad en todo lo que se hizo. Hoy el país tiende a cargar con un problema serio porque, en primer lugar, se tiene tal cantidad de personal que resulta una carga muy fuerte para el país porque se trata de muchas familias que, de no trabajar y producir la mina, todos quedarían sin empleo. ¿Qué podrá hacer el gobierno? ¿Se habrá estudiado el grave problema con la seriedad y el profesionalismo necesarios?