Extraño, el Gobierno no es responsable por salud

Acudiendo a la Ley Marco de Autonomías, el Ministerio de Salud ha expresado que ese despacho no es responsable de la salud en el país; asegura, además, que la salud es injerencia de las municipalidades y de las gobernaciones, especialmente en el campo de atención de hospitales.

Extraña por demás que el gobierno, según su Ministerio encargado del área de salud, se sienta no comprometido con la salud, cuando la realidad es que ese Ministerio sí es responsable del área de salud, su atención oportuna y todo lo que tenga que ver con equipamiento, provisión de instrumental, medicamentos y vituallas, construcción de infraestructura, provisión de camas, frazadas y todo lo que requiera un hospital para la atención a enfermos que acuden en pos de conseguir tratamiento médico.

Sustraerse de una responsabilidad que es prioridad de un despacho ministerial resulta más que extraño, irregular e irresponsable; se conviene que tanto gobernaciones como alcaldías deban velar por una atención efectiva en hospitales y atiendan la provisión oportuna de lo que necesiten para atender a enfermos, es evidente; pero, eso será en forma complementaria y coadyuvando a lo que haga o debe hacer el gobierno del país.

Educación y salud son dos rubros que deberían tener prioridad en la elaboración de los presupuestos anuales y así se ha entendido desde hace muchas décadas; pero, lamentablemente, por razones político-partidistas lo menos que se atiende con efectivos y fuertes presupuestos son los rubros de educación y salud, dos aspectos de la vida nacional que parecen no importar a las autoridades y las partidas que existen en los presupuestos anuales son mínimas; por el contrario, dos carteras, Defensa y Gobierno tienen prioridad y cuentan con mucho dinero para la atención en lo que, comparativamente con educación y salud, no debería tener mucha importancia.

La salud es prioritaria para cualquier pueblo y así lo han entendido casi todos los países ricos y desarrollados y, los que se encuentran inmersos en el Cuarto y Tercer Mundo, pese a las falencias que confrontan, dan buen lugar a la salud porque tienen conciencia de que la salud es prioritaria en su atención para los habitantes del país; es evidente que en esos países pobres, los presupuestos siempre son magros porque apenas alcanzan para lo más necesario.

En Bolivia, pese a la pobreza y al subdesarrollo, se cuenta con el dinero necesario como para atender el rubro de la salud y cabe señalar que el propio Presidente dijo que el gobierno destinó 1.640 millones de dólares para la construcción de hospitales en todo el país; sin embargo, hasta ahora nada se ha concretado al respecto; por ello, resulta más extraño que el Ministerio de Salud quiera liberar al gobierno de una obligación que debería ser prioritaria porque un pueblo sin salud poco o nada puede aspirar a una buena educación y menos a contar con buenas expectativas de vida.