La triste realidad demuestra que América Latina viene sistemáticamente liderando la tasa de deforestación a escala global. No solo por el incremento del casi 30% que se produjo en la Amazonía de Brasil, sino por la irracional devastación del Gran Chaco Americano, que se intensificó abruptamente a lo largo de 2013, y que se está convirtiendo en un foco de deforestación masiva.
Según una publicación de Nodal, la deforestación es un crimen omnipresente, que se retribuye con mayor fiereza en los senderos latinoamericanos.