La expresión “vale un Potosí”, con la que se indica gran estimación, admiración o aprecio por algo, puede escribirse con el topónimo en mayúscula o en minúscula, pero esta frase muy significativa tiene una connotación adicional más elevada: el esfuerzo insoslayable de los mitayos que explotaban el Cerro Rico de Potosí. Y si se tiene gran aprecio o estimación por algo, es por ese sacrificio, no reconocido, de explotar las ricas venas de plata para trasladar ese mineral a Europa y llenar las arcas de las monarquías de la época.
Aprecio y significación sublime de un pueblo que supo con su trabajo ínfimamente compensado, que dio origen a futuras y mejores condiciones laborales, atraer a los codiciosos europeos a Potosí. A tal extremo se conocía esa despiadada exploración, que Potosí en esa época colonial llegó a sumar más habitantes que París.
Irremisiblemente los esfuerzos de un pueblo trascienden a la historia y esta vez a la universal, porque la admiración mundial que suscitó el sacrificio de un pueblo de trabajadores, dejó un legado inderogable en cuanto a las condiciones de trabajo, para que se comience a visualizar esbozos de leyes laborales que respeten la condición y los derechos humanos y, fundamentalmente, para que no se repitan en otras generaciones; y todo se debe a su estoicismo, tesón y perseverancia para sufrir la más deplorable y cruel esclavitud laboral impuesta por España.
Es frecuente la utilización de la expresiva frase con real contenido, para que quien la reciba se sienta halagado por lo que engendra en el pensamiento retroactivo de su historicidad, pues historia hicieron esos sacrificados trabajadores en lo que hoy es una importantísima parte de Bolivia. Así, compruebe el lector que, constantemente, la frase “vale un Potosí” se ve reflejada en los medios de comunicación, donde se puede leer frases como: “Un buen gobernante vale un Potosí”, “Una fotografía con Jorge Mario Bergoglio vale un Potosí”, “Alemania tiene potencia física, velocidad y técnica, tres cualidades que en el fútbol valen un Potosí” o “La cocina boliviana vale un Potosí”, todas ellas válidas.
Para concluir, se debe puntualizar definitivamente que las expresiones “vale un Potosí” y “vale un Perú” no se equiparan en su dimensión, por lo que significó el aporte del Cerro Rico de Potosí a la economía mundial de ese entonces; se debe guardar las distancias.
El autor es abogado, doctor honoris causa, docente, escritor.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |