Víctor Dionicio Huanca Véliz
La relación entre sociedad y educación sin duda es estrecha y es de suma importancia porque, entre otros motivos, la sociedad mejora si hay cambios en su educación y también, lo mismo pasa, a la inversa. Son dos realidades muy permeables una con otra.
En este escrito veremos un aspecto pequeño de esta relación desde el punto de vista de la última historia. Es decir, nos vamos a referir a los dos temas, su “caminar” juntos, en los últimos 15 años aproximadamente. Pero nos vamos a centrar sólo en un tema: Religión, como aspecto componente de la sociedad y como asignatura vista en los programas educativos oficiales.
1.- EDUCACIÓN Y RELIGIÓN
Las leyes que regulan la educación indican cómo debe estar la religión en la educación, valga la aclaración, nos estamos refiriendo sólo a la educación formal fiscal, personas que van 12 años a los centros educativos hasta obtener título de Bachiller en Humanidades. La religión estaba como cosa muy importante de carácter educativo y de formación moral. Por ejemplo, el pecado se lo veía como cosa grave de carácter negativo, que las personas lo vivían dentro de una concepción muy humana y real. Hoy se ve que muchos adolescentes ni siquiera saben definir qué es pecado. Viven y practican el pecado, por ejemplo, la mentira, como lo más normal y corriente del mundo. Y todos sabemos que la mentira, pequeña, mediana o grande, es un mal social que trae enormes consecuencias negativas para todos. De este modo, podemos ver varios pecados existentes y estaríamos hablando 10 horas como mínimo.
En la educación actual, sumamente relativizada y debilitada, se ve a la religión como cosa de muy poco valor. Se concibe a la religión como realidad sin sentido y poco práctica para la vida. Algunas personas la dejan a un lado, por un razonamiento ligero y egoísta. Afirman: “es cosa de los abuelos y ya no sirve”, “es cosa de los pedófilos y no es buena”, “ya no hay en qué creer”, “la felicidad está en el dinero”, etc.
Lógicamente estos razonamientos son sofismas y habría que dialogar mucho al respecto. Y, con más razón, se debiera aclarar con detalle en las aulas de nuestras unidades educativas.
2.- RELIGIÓN
La religión es cosa tan gigante que hablar de ella llevaría más de mil páginas, y sólo, por ejemplo, con referencia al cristianismo. Por esta aclaración, sólo nos vamos a referir a la religión católica. Sin duda hay sacerdotes pedófilos… pero también los hay que son políticos, ingenieros, sociólogos, choferes, carpinteros y muchos otros más. Dice el dicho: “En todas partes se cuecen habas”. La cosa está clara. No queremos afirmar que si hay pedofilia en varios espacios… debe seguir nomás. La pedofilia debe ser combatida en cualquier lugar en que se encuentre, de una forma y de otra.
La religión, cualquiera de ellas, se debe enseñar en los colegios, teoría y práctica, se la debe discutir, no imponer, pero sí conocimiento y práctica. Otro maestro, José Ortega y Gasset, filósofo español, decía: “La práctica es la maestra del científico”. El valor de la religión se lo ve en la realidad. Con seguridad tendremos una sociedad mejor si se practica más y mejor alguna religión.
3.- LA SOCIEDAD ACTUAL
Sin duda vemos que los jóvenes, gran mayoría de ellos, ven la vida sin la referencia importante que da la religión. Los jóvenes ven el ideal de ser humano sin tomar en cuenta la religión. Este hecho debilita la vigencia de valores en toda la sociedad.
Por ejemplo, existe un importante valor llamado “respeto”. Este valor ya está muy devaluado porque no hay, en forma sólida, el valor mayor llamado religión que sustente este valor más pequeño.
La sociedad actual boliviana tiende hacia futuros muy negros si continúa el flujo actual. ¿Cuál es el flujo? Corrupción en los niveles gubernamentales, alcoholismo y droga en la juventud, afán desmedido de acumulación de dinero, calles sucias y maltratadas al extremo, etc. La religión, como componente educativo, está en el nivel de lo que se llama educación profunda. Es un recurso de gran valor que no se está usando en forma suficiente.
Finalmente, vale decir, a los padres de familia, a los profesores, principalmente… usen la religión para mejorar la educación, para mejorar la sociedad, para mejorar el recurso humano. No hay que olvidar lo que decía el filósofo boliviano-italiano Esteban Bertolusso: “La riqueza más grande de un país son sus habitantes”. La batalla no está perdida… algunos, quizás varios, sigamos en la lucha por una sociedad boliviana mejor, con esperanza de futuros más limpios, claros y prometedores.
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