La humanidad por milenios no ha tenido tanta desesperación como hoy por la comunicación a distancia. Se dirá que ha sido un atraso, pero la avidez de hoy por la comunicación instantánea tiene tanta preferencia que por ella inclusive se cae en la delincuencia.
Esto es lo que sucede en estos días con los teléfonos celulares, pareciera que en manos de sus poseedores obrara milagros o que les diera alguna satisfacción física, que es lo que desde siempre dio lugar a comportamientos hasta malsanos, como es la violación, el secuestro y el feminicidio.
Pero eso no es todo, pues ha derivado en actos de delincuencia y, cuando sus autores son detenidos, aparte de sufrir semejante humillación, hay casos en que también se tiene que ir a prisión e incluso a la cárcel.
Este es un gran desvarío humano, la gente no puede caer en semejante error.
¿Tanto ha crecido la desesperación por tener la comunicación inalámbrica? No puede ser, es una irracionalidad, es una pérdida del sentido común. Siempre la gente tuvo apremios, pero se las arreglaba con los medios corrientes que existían para comunicarse.
Jamás tuvo la idea de que un día se podría tener un dispositivo en el bolsillo para usarlo y comunicarse con otras personas. En raras ocasiones puede que haya el apuro por tener una conexión instantánea, sea por un problema de salud, un accidente o algún imprevisto, por lo demás no se justifica tanta ansiedad absurda.
Quizás se diga que cumple también un rol social, pues permite a las personas, mayormente a las mujeres, conversar extensamente, pero están perdiendo el gusto de reunirse y compartir gratamente con los seres queridos y las amistades.
Hace poco, por robarle su celular a un joven, en plena avenida Camacho, por el hecho de que trató de defenderse lo mataron. Esto no se puede entender como conducta humana, es excesiva, es caer en el delirio y la pérdida de conciencia humana. ¿Para qué está entonces la escuela? Sencillamente es posible decir que se trata de gente primitiva, que sus ancestros de salvajismo no fueron superados, a pesar de los miles de años que tienen de desarrollo los seres humanos.
En definitiva, es inconcebible que por un celular se robe y hasta se mate. Sencillamente, la gente que cae en tan abominable conducta humana no merece vivir en sociedad, es mejor que se vaya a existir en cuevas, pues no está acondicionada para la convivencia humana.
El teléfono celular es un artefacto más, como cualquier otro, por tanto no tiene la valía de ser tan requerido y menos de convertirse en motivo para incurrir en delincuencia para tener uno de ellos, pues si se trata de conseguirlo como un gran negocio, se incurre en un gran equívoco, ya que en la calle Eloy Salmón y sus inmediaciones abundan celulares de toda calidad, por tanto sus precios están al alcance de una persona que racionalmente desee poseer uno de ellos.
Para qué convertirse en delincuente por disponer de uno de ellos. Pues, como ingreso monetario, si es lo que se busca, es virtualmente una minucia, en comparación con el hecho de perder la honradez personal y la condición de estar habilitado para convivir en una sociedad.
Si no se encuentra trabajo urbano, el país cuenta con un territorio inmenso que está disponible para dar de vivir a quien quiera trabajarla, aunque sea forzadamente. Es mejor tener las manos sucias manejando la tierra, antes que usarlas indebidamente. Pues, es digno convertirse en digno agricultor que constituirse en vulgar ladrón callejero, sea cual fuere la condición social que se tenga.
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