Clepsidra
Como si la Pachamama nos hubiese vuelto la espalda por las torpes tropelías de sus ingratos hijos naturales que, abusando de su generosidad y en su nombre, se encaramaron en el gobierno de la nación para luego lastimarla y depredarla hasta generar una cadena de desastres naturales jamás vividos antes.
Es el caso del lago Poopó, el segundo más grande de Bolivia, cuya desecación fue declarada un “desastre” en diciembre de 2014, al convertirse en un inmenso desierto donde una masiva mortandad de peces fue su aciaga característica y, de sus 2.337 Km2 de extensión, sólo quedaron indemnes tres humedales de apenas 3 Km2. Vanas fueron las promesas y propósitos dirigidos e mitigar esa hecatombe, pues hasta la fecha, poco o nada se hizo para reponer la normalidad de ese portento natural.
A esa tragedia, ahora se vino a sumar el voraz incendio sucedido en Tarija sobre una superficie de más de 11.000 hectáreas, con la lamentable pérdida de vidas humanas y de ingentes recursos de fauna y flora, hecho que ha puesto en evidencia nuestra absoluta incapacidad para enfrentar catástrofes de esa naturaleza, especialmente en un Departamento que tanta riqueza generó para el país y carece paradójicamente de las más elementales y adecuadas herramientas para hacer frente a un siniestro de ese grado.
De no haber sido por la ayuda de la ciudad argentina de Jujuy y de una empresa canadiense que facilitaron aeronaves hidrantes, más el invalorable auxilio de la población tarijeña, el siniestro habría sido infinitamente mayor. Sin descartar algunas causas que originaron esta calamidad, como la impericia de aquel helicóptero, ampliamente expuesto en las redes sociales, al acercarse a un sitio donde sólo había humo y reavivando con sus aspas el fuego se elevó para alejarse nuevamente, dejando un infierno de enormes llamaradas en el lugar.
Por su parte, como una forma de apagar el fuego con galletas de agua y mitigar el inmenso impacto ambiental que ocasionó esta tragedia, el gobierno acudió presto con su consabida efectividad de judicializar las cosas y, a pedido del Ministerio Público, la Gobernación y la Autoridad de Bosques y Tierras (ABT), una Juez de Instrucción Penal dictó la detención preventiva de la ciudadana Carmen Rosa Zenteno, imputada de haber originado el incendio, los daños al medio ambiente, las tres muertes a raíz de la quema y la falta de una certificación de su domicilio legal, como si desde la cárcel doña Carmen Rosa fuera a mitigar semejante impacto.
Entretanto, como un ingrato corolario para estos terribles daños que destruyen nuestro medio ambiente, entre bailes, gallos y medianoche, el gobierno y su rodillo congresal se dieron el gusto de promulgar su tan controvertida y anhelada Ley derogadora de la intangibilidad del área protegida y Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis), dejándolos desprotegidos, y a merced de los indómitos cocaleros que -al parecer- son el futuro proletariado que engrandecerá a nuestra patria a costa de estos ecocidios imperdonables.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |