Unicef y menores en las cárceles

A raíz de la muerte de 41 menores de edad en la cárcel “Las Gaviotas” de Guatemala, en un incendio se dice provocado por los mismos reclusos, reclamando por las condiciones inhumanas en que viven alojados los menores, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha pedido que los gobiernos que mantienen alojados o presos a menores acusados de algunos delitos, sean tratados con el humanismo debido. Y que sean creados presupuestos especiales, no solamente para atenderlos debidamente, sino para contribuir a su formación con miras a su reinserción en la sociedad y como medio para prevenir la consumación de muchos delitos por parte de niños y jóvenes que, impelidos por el abandono o la insatisfacción de sus necesidades, se ven obligados a delinquir.

El pedido de la Organización para la Niñez no es nuevo porque, conforme a los principios de Derechos Humanos, muchas veces ha pedido que el trato a reclusos en las cárceles, especialmente de países del Cuarto y Tercer Mundo tengan las condiciones apropiadas a la condición humana; pero, lamentablemente, la poca disponibilidad presupuestaria de esas naciones no ha permitido que se cambie estas situaciones de injusticia y maltrato a reclusos y, menos a jóvenes y niños que son alojados en reformatorios o centros de reclusión momentánea.

Lo ocurrido en Guatemala no es nuevo para los países pobres porque las protestas son generales en todo el mundo y es así cómo en nuestro país se debe enfrentar el caso de niños que “viven presos” acompañando a sus padres -la mayoría sin condena judicial alguna- que sufren penas de cárcel por diversos delitos cometidos contra la sociedad. Muchas veces se ha pedido que niños y jóvenes acompañantes de sus padres sean liberados de situación tan contraria a los derechos humanos y, sobre todo, debido al hecho de que esos niños y jóvenes deben compartir la vida carcelaria en compañía o contacto indirecto con avezados delincuentes que han cometido asesinatos o son ladrones o narcotraficantes o drogadictos con graves acusaciones por delitos y otro tipo de reos, cuya moralidad no es aconsejable por violatorias de leyes y atentados contra la sociedad.

Muchas veces se ha pedido que el gobierno destine presupuestos con miras a construir cárceles modelo en diversos sitios del país y siempre se ha pretextado la carencia de medios financieros; pero, contrariamente, nunca se reparó en gastos fastuosos en edificaciones que no tienen razón de ser por lo inútiles y caras; se ha gastado dinero en obras de infraestructura cuyos presupuestos han sido absorbidos por la corrupción; se realiza viajes y se organiza seminarios internacionales sin beneficio alguno, se dilapida el dinero sin tomar en cuenta la crisis y la pobreza del país.

Invertir dinero y tecnología en la creación de cárceles modelo y trasladar a reclusos a esos recintos, prescindiendo de la presencia de niños y jóvenes, sería labor encomiable y práctica que el gobierno debería emprender.