Como tal vez en pocos o ningún país del mundo, la bandera de Bolivia tiene una enorme significación. No es sólo cuestión del color, como por lo general se ha elegido las banderas nacionales, sino tiene que ver con su concepción.
No se trata de decir que si el color es más atractivo que otros, aunque en el caso nuestro se trata de tres colores muy estimulantes, lo que no es frecuente en las enseñas nacionales.
Pero el detalle más notable es que cada uno de sus tres colores tiene una significación representativa de lo que el país es social y territorialmente. En la elección no se tuvo en cuenta que si va llevar el color del cielo o de ciertos significados psicológicos que suele tenerse en la convivencia humana.
En el caso de la bandera boliviana, empero, se han congregado las tres características que tiene el país, tanto en lo social como en lo territorial.
Esta es una distinción que siempre la debemos exaltar y, obviamente, amar en cuanto se refiere al sentimiento patriótico.
El rojo significa el valor que tiene la bolivianidad para hacer frente a los retos de la vida, aun a costa del derramamiento de sangre. Bolivia cuenta con un pueblo pacifista, hace honor a la paz y a la amistad. Jamás agredió a vecino alguno, menos se apropió de la ajeno. Pero sí sabe defender lo suyo, aun a costa de la vida.
El amarillo representa la generosidad de su suelo, que le permite contar con riquezas que garantizan su sobrevivencia en condiciones incluso de holgura. Todo depende de cuánto se lo trabaje para extraer sus beneficios.
El verde es la maravilla de gozar de la frescura de la vida, pero en lo fundamental de poseer condiciones para contar con la riqueza de sus entrañas, tanto en minerales como en petróleo, sin perder de vista que es el símbolo de la existencia, no sólo de la tierra, sino de los seres humanos que habitan sus espacios, así como de los animales que le prestan múltiples beneficios.
De esta manera, la enseña nacional tiene la virtud de ser elocuente en disponer de todos los bienes que alimentan a los seres humanos, como les permite a éstos beneficiarse de sus potencialidades en riqueza material y contar con los estímulos básicos para su espiritualidad.
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