II
Iván Camarlinghi
En la actualidad nadie sabe a ciencia cierta si las AFPs son administradas bien o deficitariamente y si está cerca su desaparición definitiva, con todos los efectos perniciosos para jubilados y rentistas y posibles empleados con futuro o, lo más seguro, sin él. La deuda de las AFPs es de miles de millones de dólares y los jubilados son cada vez más numerosos, con el agravante que quedan quizás pocos años para que desaparezcan, derivando en una crisis social, humanitaria, política y económica que amenaza con devolvernos a la terrible hiperinflación de la UDP, piedra muy dura en la que nadie quiere volver a tropezar.
El caso de Bolivia es “de término medio”. La gran mayoría de naciones de América Latina tiene las mismas características: elevadas deudas a pensionados y fondos cada vez más escasos. En el caso nacional, los fondos van a ser entregados, “casualmente”, a poderosos empresarios agro-industriales de Santa Cruz o del oriente boliviano y una cantidad apreciable a bancos nacionales y extranjeros que usaran dichos fondos en cualquier otra actividad (ojalá que no sea ilícita), menos en fondos jubilatorios.
Si exponemos datos de países con millones de jubilados y fondos que tienen un déficit que recibieron de administraciones anteriores de 2,000 a 4,000 millones de dólares y sus déficits son casi el doble de lo que recibieron y ahora, ¡oh sorpresa!, les quedan 2 o 3 años para pagar pensiones y deben preocuparse para “invertir bien” los pocos recursos que todavía tienen. Por eso la preocupación de la alta jerarca del FMI (ya que ahora hay más viejitos), los dineros brillan por su ausencia: camino directo al despeñadero, sin que sea nada posible para evitar su descalabro. Hay países en los que los recursos fueron usados para construir edificios con elevadas tasas de interés y ahora están vacíos por sus elevados costos, quedando esperar para que la lluvia no los socave hasta el suelo o el edificio tenga que ser devuelto al banco por falta de arrendadores.
¿En cuál de los tres grupos de países estaremos los bolivianos? ¿Hasta cuándo alcanzará el dinero para pagar a nuestros jubilados pensiones casi intangibles y que se reducen cada vez más a pesar del tipo de cambio anclado en Bs. 6.96 hace 11 años? No se debe ser tan pesimista y creer que en los pocos meses que les queda de vida a los sistemas de Seguridad Social, ocurra algo imprevisible que evite la caída de los sistemas y se regrese a la normalidad, aunque esto suene a utopía. Solo el tiempo lo dirá. Mientras tanto “a cuidar a nuestros queridos abuelitos” porque hay una gran Reina de Cannes o de Toulouse que quiere hacerlos “desaparecer”, todo para no quebrar los fondos de pensiones. ¿Está usted de acuerdo? ¡YO NO!
El autor es diplomático y periodista.
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