La Paz,ciudad acosada y estrangulada

Los “movimientos sociales” y sus afines son el ejército sitiador de todos los días de ciudad La Paz, los que dejan ver su objetivo de no detenerse hasta estrangularla definitivamente, no obstante que sus habitantes sustentan económicamente a estos grupos. Su increíble proliferación convierte a la urbe en una gigantesca feria provinciana. Los dirigentes de los llamados “gremialistas”, vendedores en calles y plazas, gozan de omnipotencia y autoridad ante sus sometidos seguidores y disponen de ellos a manera de una montonera de ofensiva.

Actúan así porque esos dirigentes detentan 10 o 15 puestos de venta y han loteado cuadra por cuadra las vías más transitadas como si fueran dueños y señores de las mismas. Tales puestos están sometidos a todas las formas de transacciones de mercado posibles, con enormes beneficios de provecho propio, aunque son un bien público inalienable. El reclutamiento para marchas y bloqueos se vale de multas por cada detentador de puesto o bajo amenazas de despojo si dejaran de asistir a sus convocatorias, destinadas a alterar una normalidad que ya hace tiempo no tienen los paceños. En suma son procedimientos con marca y sello de mafia, pero con más que probada eficacia.

Estos asedios se efectúan de lunes a viernes, cesando los fines de semana en contrapunto de lo ocurrido en otros países, en los cuales cuando hay algún motivo fundamental de protesta, se manifiestan en sábados o aun domingos, ya que la gente trabaja y produce. En cambio aquí las protestas -si pueden llamarse así- se nutren de desocupados o de los que abandonan puestos de trabajo, a sabiendas de la protección que brinda el Gobierno. Paralelamente puede tratarse de gente que por una pitanza en metálico se halla dispuesta para estos fines. Tal es la desocupación.

En este tren, se paraliza la ciudad con solo manifestarse o bloquear la vía troncal que, por lo demás, es la única de norte a sur y de acceso al centro, donde funciona la administración pública, las oficinas particulares, etc. De preferencia la interrupción elige las horas “pico”, de mayor demanda pública de traslado por motorizados.

Llegar a 3 semanas o más de bloqueos de gremialistas es un récord internacional en el que la ciudad de La Paz no tiene rival alguno y, por lo mismo, Bolivia también es uno de los países más atrasados del mundo. Al mismo tiempo parecería raro que la Policía Nacional no hubiera intervenido ni una sola vez en desahogo de la atormentada población a lo largo de tantos días, haciendo habitual la ausencia uniformada. Como el movimiento gremialista pide en el fondo la renuncia o la revocatoria del mandato del Alcalde paceño, opositor al Gobierno, la Policía no puede mover ni un dedo y menos cumplir con su deber constitucional de mantener el orden público. Quienes propugnan y amparan este asedio son enemigos de la población paceña.