Uruguay y Argentina respiran

El clásico sudamericano terminó empatado, en el debut de Sampaoli al frente de la albiceleste. Messi no anotó y Suárez salió lesionado.


El argentino Messi en medio de rivales uruguayos, los argentinos tuvieron el dominio del encuentro.

Uruguay, con firmeza defensiva, y Argentina, encomendada a Lionel Messi, igualaron ayer sin goles en Montevideo y nada alteraron sus posiciones en la clasificación de las eliminatorias al mantenerse la Celeste en el tercer puesto y la Albiceleste en el quinto, que le da derecho a jugar una repesca.

Argentina respondió al dibujo ofensivo de su seleccionador, Jorge Sampaoli, acorralando a Uruguay en su campo pero sin lograr engarzar un juego fluido que le rentara ocasiones de gol, mientras que Uruguay renunció en todo momento a hacer circular el balón.

En el choque de estilos puestos, Uruguay se sintió cómodo mientras que Argentina no tuvo la verticalidad deseada por su técnico y acabó cansada, aburrida, en su visita a la otra orilla del Río de la Plata.

Aun así, la Albiceleste fue quien más y mejores ocasiones de gol tuvo, sobre todo en la primera parte. El peligro argentino no llegó por el planteamiento sino por las genialidades de Messi, que primero encontró a Ángel Di María en la izquierda, sin éxito; luego lanzó un falso centro desde la derecha al que casi llega Nicolas Otamendi; y poco después volvió a conectar con el ‘Fideo’ en la izquierda, de nuevo sin fruto. Un duro y lejano remate de Lucas Biglia que Fernando Muslera mandó a córner sirvió de anticipo de la mejor jugada del primer acto.

Ya en el minuto 42, Messi arrancó por el centro, entre el círculo central y al área rival, dejó atrás a Álvaro González y tiró una pared con Paulo Dybala, que se la devolvió frente a Muslera, que frustró el gol argentino.

Uruguay presionó con dos líneas de cuatro bien plantadas atrás y sólo con Luis Suárez y Edinson Cavani algo más adelantados, pero sin superar el círculo central.

La habitual estrategia del técnico uruguayo, Óscar Washington Tabárez, de presión, marca y orden, provocó dos errores argentinos que pudieron poner en delantera a la Celeste. En el segundo acto Argentina quiso meter una marcha más a su juego para romper las filas uruguayas, pero siguió dependiendo de la inspiración individual de Messi, imparable en sus arrancadas en tres cuartos de cancha. Y desde más atrás.

EFE

 
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