No hay algo mejor para gobierno y pueblo que las libertades no sufran obstáculos de ninguna clase y, para ello, lo mejor que se puede hacer es respetar y facilitar el ejercicio libre de los periodistas cuando se trata de cubrir informaciones que interesan a todos. Lamentablemente, no ocurre siempre así porque ahora, con los problemas surgidos por la invasión a la región del Tipnis, reserva ecológica de la humanidad, los periodistas han visto obstaculizada su labor por personas ajenas a las mismas comunidades y que, casi con seguridad, son los nuevos colonos asentados con el fin de cultivar coca.
Quienes creen que la prensa es una especie de incordio para el libre ejercicio de las actividades de una comunidad están equivocados, porque esa no es labor de los medios de comunicación que, al contrario, buscan y exigen que las libertades de trabajo y uso de los derechos de las personas no sufran interferencia u obstáculo. Los periodistas en la región del Tipnis lo único que hacen es buscar información que se base en los hechos, en la realidad que viven los pueblos de esa región, auscultar sus ideas, pensamientos, criterios, etc. sobre los asentamientos producidos por parte de quienes son ajenos a la región y que solamente buscan apoderarse de extensas zonas con el fin de cultivar coca, igualmente su oposición a un camino que divida al Tipnis.
Los medios de comunicación -prensa, televisión y radio- en ejercicio de las libertades y mucho más en cumplimiento de la misma Constitución Política del Estado y de las leyes, ejercen su misión basados en la verdad y responsabilidad y nadie, por poder que tenga, puede obstaculizar su labor. Por su parte, los pueblos asentados en cualquier parte del país tienen derecho a expresar sus criterios, ideas y pensamientos sobre cualquier tema que les atañe o sea de su incumbencia.
Los grupos que conforman los cocaleros del país creen tener derecho sobre todo y no sería la primera vez que obstaculizan las labores informativas debido a que consideran que la prensa solamente puede informar u opinar sobre ellos y en forma que convenga totalmente a sus intereses y conveniencias. Están equivocados los dirigentes cocaleros que se creen con poder sobre los medios de comunicación y sobre la voluntad y libertad de periodistas porque ellos, de todos modos y en cualquier circunstancia, solo cumplirán su deber de informar, opinar, criticar o aplaudir los acontecimientos ocurridos en el país o en el mundo porque no hay limitación alguna para esa labor siempre enmarcada en principios de verdad y responsabilidad.
El país no puede ni debe prescindir de los medios de comunicación para mostrar la verdad; si los periodistas no cumplen con su deber sería dejar en el oscurantismo absoluto a una población que tiene derecho a ser informada y orientada.
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