Hace 31 años que padre Amorth conoce al diablo. Se han visto la cara una y otra vez. Se han retado y atacado. Tienen tanta confianza que a menudo el cura se permite reírse del demonio o tratarle como a un estúpido. Pero algo debe de unirlos, si hasta pasan juntos el 91º cumpleaños del religioso.
Aunque ese 1 de mayo de 2016 había unos cuantos invitados más. Cristina, ante todo, la joven a la que el exorcista jefe de Roma –fallecido entretanto, el pasado septiembre– tenía que tratar de liberar. Su numerosa familia, presente para apoyar a la mujer.
Y William Friednik, el hombre sin el que esta historia no se conocería. Ni muchos menos se vería en la pantalla, en el festival de Venecia. Resulta que el director de El exorcista, clásico del cine de miedo de 1972, ha regresado al mismo tema 45 años después. Pero con un documental, The Devil and father Amorth. Porque esta vez el exorcismo es real. (El País)