Autoridad significa investir el cargo para cumplir una máxima que nos legaron los sabios filósofos griegos: “servir al pueblo”, que según la ciencia política es el único camino para ser un político que talle historicidad. Cuando las autoridades competentes que rigen una región no se han educado, por simple amor propio y dignidad, para interpretar la lectura de la gestión y las estadísticas, que les provean la idea de lo que se debe hacer, no mañana, sino ahora, entonces se trata de autoridades mediocres y temerosas y sin formación adecuada para responder por la dimensión del cargo.
Las estadísticas recientes arrojan fehacientemente y sin discusión que el aeropuerto de El Alto es el que más tráfico genera y es el distribuidor principal para los otros aeropuertos, sin embargo es el aeropuerto que menos atención ha merecido, pues no se puede defender lo indefendible, al constatar que la privatización de los aeropuertos por 25 años ha sido un verdadero fracaso. Es que al aeropuerto de La Paz solo le han hecho el favor de hacerle maquillajes irrelevantes, pues quien conoce tangencialmente el desarrollo y las exigencias de un aeropuerto con ese flujo de operaciones sabe que el de El Alto ya está obsoleto. Se sigue operando en una sola pista, la 09 y la 27, y este columnista a nadie ha preguntado sobre ello, ha trabajado como Director General de una importantísima línea aérea europea y conoce íntimamente estos problemas.
Las autoridades deben comprender, en este caso la Alcaldesa del El Alto y el Gobernador, que es viable iniciar negociaciones con las principales administraciones y constructoras de aeropuertos, sobre todo europeas, AENA , aeropuertos franceses o alemanes, para lograr un convenio de construcción de un nuevo aeropuerto de última generación, llave en mano, sin contraparte económica, a cambio de la administración del mismo con un término de tiempo a negociar, totalmente entendible, para que la empresa elegida recupere su inversión.
Todos los aeropuertos son generadores de riqueza y conectan con el mundo, no solo por el flujo considerable de pasajeros sino por el intercambio de mercancías y carga diversa, que es sin discusión un ítem de producción de réditos incomparable, no solo para el que envía la mercancía, que recibe el precio de ella con anticipación, sin para aquel que la solicitó, que la vende inmediatamente con rédito y sin dilaciones, pues el transporte aéreo facilita, cuando se hace reserva de espacio en la bodegas de carga. Está capacitado para entregar la mercancía en menos de 15 horas, tomando en cuenta distancias considerables, es decir, de un continente a otro; quien recibe la mercancía la puede comercializar inmediatamente; el lector haga la comparación con el transporte marítimo.
Las autoridades que velan por el bienestar de la progresista y aguerrida ciudad de El Alto deben comprender que la construcción de un nuevo aeropuerto facilitará la revitalización de aeropuertos que por su infraestructura están todavía ociosos en su capacidad, como el de Oruro, que está novísimo, empero no registra las frecuencias necesarias de vuelos para convertirlo en ampliamente rentable. También alimentaría a Uyuni y las aeropuertos que se pueda habilitar en Los Yungas, el único y más admirado microclima del mundo. Un aeropuerto moderno en La Paz facilitará el tráfico regional con estos aeropuertos pequeños e importantes, con aviones pequeños, después de arribar a La Paz en un avión de gran capacidad.
No volvamos a recuerdos tristes y a la falta de patriotismo de las autoridades de entonces que engendraron el monstruo de la capitalización y rechazaron una oferta de la prestigiosísima administradora y constructora de aeropuertos española AENA (administra más de 70 aeropuertos en el mundo), que ofreció construir un aeropuerto similar al de Madrid, en los terrenos determinados para ese objeto en El Alto, pese a ello, no le concedieron la administración de los tres aeropuertos más importantes del país y, ahora, el país se ve encadenado a un contrato de administración que es nulo de pleno derecho, pues se ha hecho transferencias de acciones del primigenio adjudicador a otras empresas, sin consultar ni ser autorizados por el Estado.
Este gobierno se ha preocupado por este rubro y es el único que puede registrar las más numerosas inauguraciones de aeropuertos, además de asegurar la seguridad de los pasajeros al haber concretado la radarización completa del país con el gobierno francés, cuya industria en radares de última generación es óptima.
El autor es abogado, doctor honoris causa, docente, escritor.
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