Dispendio

La tónica del actual gobierno pareciera ser el uso dispendioso de los recursos públicos o patrimonio advertido en la excesiva desconfianza generalizada, apoyada en una información “propagandística” que pretende justificar la denominadas “inversiones” del dinero (capital) boliviano por parte del gobierno del MAS. El descontento es vox populi, por ejemplo, las diversas cumbres (con un costo de 70 MM Bs) ¿cómo beneficiaron al país? Huelga la respuesta, asuntos de menor cuantía, como transmitir partidos de fútbol donde juega el presidente significa un costo por uso de satélite y logística. Se privilegia proyectos deportivos antes que proyectos de salud.

El dispendio (o patrimonialismo), concepto desarrollado por Max Weber (1922) denota el uso (irregular) de los recursos (dinero-capital) ejercido por un gobierno. Son 11 años y más que el gobierno del MAS continúa con la muletilla de gobernar para “beneficio” del pueblo”, cuando cruciales necesidades siguen en agenda, entre otros, educación, salud y trabajo. En estos años apenas se ha valorado (inflación) los bienes, pero nunca se los ha producido. La ausencia de un modelo de desarrollo sigue, en concomitancia con burócratas (funcionarios públicos) que se creen “dueños” del patrimonio, que dispendian bajo el denominativo de “gasto político”, que denota beneficio para alguna burguesía (emergente) “reciclando” empresas (neocoloniales). Es decir, el dispendio (o patrimonialismo) tiene visos de corrupción como parte de un capitalismo salvaje ejercido por el MAS.

El dispendio, sigo con Weber, está ligado al sistema político (muchos indeseables) que fomenta algunos “contratos” que benefician a las empresas que mejor ofertan algunos “pagos” (porcentaje que pagan empresas al ser favorecidas por licitaciones confusas). En los últimos años, la danza de MM $us, en este orden, favoreció, por citar algo, con 254 para el aeropuerto de Chimoré. 1.250 para una planta de urea en el Chapare. 600 en carreteras doble vía. 300 para un satélite. 800 para teleféricos. 148 en taladros de YPFB. 36 para casa del pueblo. 398 para Carson Corviam en carreteras y proyecto Miguillas. 500 o más con CAMC. 30 en Barcazas chinas. 9,3 para nuevo edificio de YPFB. O en MM de Bs. 57 para equipos de BTV (años 2013, 14, 15). 70 que subvenciona al periódico Cambio. 270 en el museo de Orinoca. 4,5 en Cumbre Anti-Trump. 300 en el desfalco del Fondioc. 140 para la Elección judicial, etc., son tantos…

De este dispendio (o patrimonialismo), en una cara están las denominadas “invitaciones directas” o “llave en mano” que benefician a organismos económicos (chinas o españolas, etc.) cuya operación denota “incumplimiento” de contratos, probablemente, sigo con Weber, porque ofrecieron mejor “comisión” (soborno), ¿será así? Las inversiones/gastos no son malos per se, lo inadmisible es la desidia y abulia del poder, pareciera que desconocen lo “legal” para el cumplimiento del “contrato”. Dicen que administran mejor (el patrimonio) que los neoliberales –pero los neoliberales no accedieron a cerca de 250.000 MM $us en sus gestiones-. Entonces, el gobierno del MAS se favoreció –sin hacer mucho- con los precios internacionales de hidrocarburos y minería, etc., que regula el “imperio” (para qué negarlo). Urge, entonces, un sistema legal/racional democrático, sin presión política, cuya estrategia sea omnipresente, es decir, que la inversión/gasto se consensue con la sociedad civil (Hegel) respetando la CPE.