Cleptocracia

Cleptocracia es un término de reciente acuñación, son poco más de 15 los años que se lo usa despectivamente para decir que un gobierno es corrupto y, sobre todo, cuando algunos de sus actos denotan corrupción; lo cual es un riesgo para el pueblo, pues presenta oportunidades de beneficio personal indebido para los detentadores del Poder. “Políticamente”, ese gobierno se enloda con la corrupción, es decir lo hace parte de él. Entonces, estoy hablando de un gobierno que al margen de su denominativo (de derecha o socialista) busca el poder para dominar a la sociedad civil (Hegel) y lograr sus privilegios. La cleptocracia (del griego clepto, “robo”; y cracia, “fuerza” = dominio de los ladrones (indianos o no), es el establecimiento y función de un país des-institucionalizado, insuflando taras: nepotismo; clientelismo político, sobornos, tráfico de influencias y/o peculado etc., que (muchos) quedan impunes.

En una cleptocracia, los mecanismos gubernamentales de derecha o “derecha izquierdeada” se dedican a gravar los recursos y a la población del país, por medio de impuestos -no retribuibles a ellos-, desvíos de fondos, etc. Los dirigentes del sistema amasan fortunas personales, en especial el Presidente o el mayor cargo de jefe de Estado, junto a los más allegados como los ministros, gobernadores, alcaldes y asesores personales que apelan -siempre- a un gancho: la “austeridad”. El dinero es lavado o se desvía a cuentas bancarias secretas o privadas, en paraísos fiscales que cubran el peculado o robo, lo que hace que las economías de estos regímenes decaigan constantemente. Y es que los grupos de poder (corporativos) subordinan la economía: “extracción” de materias primas a sus intereses cleptócratas.

La imagen clásica de una cleptocracia en nuestros países, denominados subdesarrollados o pobres, con gobiernos excedidos en poderes y una gran burocracia (funcionarios públicos), es que tratan los fondos públicos como riqueza personal, permitiéndose vivir como magnates dentro de una nación pobre. Por ejemplo, desde la “década de oro” en Bolivia, se posiciona un sistema neo-colonial de derecha izquierdeada que hace a su economía vulnerable y dependiente. Desaprovecharon los precios internacionales de las materias primas que heredaron sin hacer mucho. De hecho, todos advierten que en los años del paradigma indianista (más de 11 años) los cleptócratas “viven bien” y los demás “viven mal”.

Dicen que los lideres “revolucionarios” deben defenderse, como Josef Stalin gobernante de la ex URRS que la historia lo muestra como tal, aunque Jorge Echazú dice: fue una calumnia ¿Fide Castro en Cuba y Daniel Ortega en Nicaragua serán otros calumniados? Colijo que los cleptocratas (son) una banda de ladrones con poder, sean de derecha o “derecha izquierdeada”. Su motor: la cooptación de poderes: Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Electoral genuflexos al Poder. Se esmeran en una maniquea exaltación de la toponimia (cultura subjetiva inmaterial: mitos, leyendas, tradiciones, etc.) y leyes -como la 045- que judicializan la disidencia y a los que se atreven a denunciar a los cleptocratas, por ello la promulgación de leyes (oficiales) en complemento con alguna prensa (“izquierdeada” o autocensurada). Entre estos regímenes están (o han estado) Brasil, Argentina, Venezuela, Cuba, Ecuador, sus pueblos viviendo precariamente. Incluso la Nicaragua de Augusto Cesar Sandino y otros. Ralph Nader las llama plutocracias.