• Le contaron que su padre la había vendido y que luego toda su familia murió. Venciendo el temor a un mundo extraño, huyó de la casa al oír que le iban amputar una de sus piernas, debido a una infección provocada por golpes
Tomasita Machaca Machaca vivió 38 de sus 54 años, trabajando sin salario para la familia de José O. R., un auditor jubilado, quien junto a su familia la sometió a condiciones de esclavitud bajo el argumento de que su padre la había vendido y era de su propiedad. Luego de huir de aquella casa donde servía, logró encontrar a sus cinco hermanos y ahora pide justicia informó la abogada María Gardeazabal.
“Apenas aprendí a escribir mi nombre, no le deseo esto a nadie, cómo puede haber tanta maldad (…). A esa casa yo he ido a ver a mi hermanita menor, pero al llegar no me dejaron hablar con ella y me llevaron a otra casa (…) tenía que levantarme a las 6 de la mañana y ya tenía que estar limpia toda la ropa para sus hijos (…) ‘te voy a matar’ me decían y yo creía, porque yo hacía todo lo que me pedían” es parte del relató de Tomasita, que ayer por más de dos horas atendió las preguntas de varios medios de comunicación.
“He perdido toda la vida. Trabajaba como un burro, a veces lloraba del cansancio, me dolía el pie, cuando cojeaba, se burlaban de mí, igualito que yo caminaban”, afirma la mujer de pollera.
Irónica circunstancia, fue la grave infección que casi le provoca la amputación del pie izquierdo, lo que una mañana del pasado mayo le dio el valor de huir de la lujosa casa, ubicada en la calle 15 de Calacoto, donde fue cautiva bajo amenaza de que fuera de ella era vigilada y sólo existían delincuentes que también le quitarían la vida.
Según las fotografías y el relato de Fermín Tarquino, gerente general del Canal 24, quien al conocer su historia se hizo cargo del tratamiento médico y ayudó a ubicar a los familiares que Tomasita creía muertos, la mujer de pollera llegó a un centro médico en estado crítico y con el pie deforme por la infección.
Luego de tres meses de tratamiento, haciendo grandes esfuerzos, Tomasita logró recordar el nombre de su pueblo, Tarquino inició la búsqueda por varios días hasta que dio con la comunidad Callinzani, de la provincia Camacho, de donde el “29 de septiembre de 1979”, José Simón Machaca Salas, su padre, la había sacado para buscar a su hermana menor Catalina, quien a sus siete años había sido llevada a la casa de los padres de José O. R. y sirvió hasta sus 13.
Tomasita relata que al llegar a su pueblo, buscaba entre los niños a sus hermanitos, pero no encontró a nadie.
Dejaron números de referencia en Callizani, días después, recibieron el llamado y el encuentro se logró en La Paz. Tomasita abrazó a hombres y mujeres adultas y dejó para siempre el recuerdo de los niños con los que había alimentado su esperanza.
Tomasita es la mayor de cinco hermanos, le sigue Catalina de 51, María de 48, Teodoro de 45, Luisa de 43 y Julián de 38.
Con limitado lenguaje, Tomasita interrumpe aquel inverosímil relato cuando las lágrimas la inundan. Llena de incógnitas en las fechas y lugares donde fue esclavizada, la humilde familia explica que aquello se debe al aislamiento forzado y que nunca conoció el trato amable y el derecho a la vida que le fue arrebatado, por lo que piden justicia para su hermana.
La familia también expresó su temor a que la Fiscalía rechace la denuncia por “trata y tráfico de personas” que la abogada Gardezabal presentó hace más de un mes y a cuyas citaciones han evadido presentarse José O. R. su hijo Luis O. R. e Isabel O. R. Los tres deben presentarse hoy ante el fiscal de la zona Sur, William Guarachi.
EL DIARIO se presentó al domicilio de los denunciados pero nadie atendió el llamado a las dos puertas de la casa.
En cambio, vecinos del lugar corroboraron la versión del enclaustramiento de Tomasita y su carácter reservado, las pocas veces que se la veía en la calle, además del problema en su pierna.
En su relato, Tomasita afirma que hace 20 años, por el retraso que tuvo al cocinar, ya que debía cuidar a los niños, José O. R. la golpeó con la puerta y fue desde ahí que tenía la lesión que se hizo úlcera y en mayo la puso en riesgo.
DENUNCIA
La denuncia señala que Tomasita nunca recibió remuneración alguna y en agosto pasado, cuando los hermanos se presentaron en el domicilio para reclamar los derechos de su hermana, fueron acusados de allanamiento y de forma temeraria, la familia que la sometió a esclavitud, le hizo colocar la huella digital en un documento que asevera que no se le adeuda nada y días después se presentó una denuncia contra ella por robo.
“Nunca pude estudiar, no sé leer ni escribir, recién mis familiares me están enseñando, nunca tuve enamorado, nunca pude formar un hogar ni tener hijos, se me alejó de mi familia, se me privó de mis derechos fundamentales, me robaron 38 años de mi vida, es más, en pleno Siglo XX demuestro que sí hay esclavitud en nuestro país”, señala la denuncia presentada por Tomasita.
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