Después de oponerse durante más de 50 años a las inversiones extranjeras, ahora el socialismo cubano mendiga inversiones extranjeras de manera angustiosa. Es más, también se encuentra al borde de un desastre financiero, según un ex Ministro de economía de esa nación y destacado asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, José Luis Rodríguez, quien confiesa sus tribulaciones en un libro publicado hace poco.
Lo más importante que revela ese texto es nada menos lo siguiente: según palabras del actual mandatario cubano, Raúl Castro: “Es preciso superar de una vez y por siempre la mentalidad obsoleta llena de prejuicios contra la inversión foránea”, afirmación que es, naturalmente, producto del fracaso de la economía socialista, que no solo terminó en un enorme cero en la isla caribeña, sino en todo el mundo y no por efecto de fuerzas externas, sino como resultado de causas internas. En efecto, el socialismo fracasó no por alguna invasión extranjera o por alguna maniobra de los países capitalistas, sino se hundió porque teórica y prácticamente era irrealizable, por más que los ideólogos hubiesen puesto todos sus esfuerzos para hacerlo realidad durante más de 70 años en Rusia y 50 en La Habana.
El desastre económico socialista en Cuba, siempre según el citado el ex Ministro de Economía de ese país durante la etapa de Fidel Castro, es poco menos que catastrófico, lo que le ha llevado a denunciarlo en un ensayo sobre El Comercio Exterior de Cuba durante una conferencia internacional sobre la deuda externa en América Latina.
El estudio insiste en que no fue solo la presión norteamericana la causa de la crisis, sino la connivencia de “distintos sistemas de precios, con una economía informal creciente, un tipo de cambio rígido y controlado y una apertura que ha dado presencia a la “mano invisible”, comportamiento económico que llevó a Cuba “a enfrentar serias dificultades con sus ingresos en divisas y con el suministro de combustible”, desde que su principal socio comercial externo enfrenta crecientes problemas.
Rodríguez señala que “En cuanto a las exportaciones de bienes y servicios, ya desde el pasado año se registró una disminución del 30,6 % en el total de los bienes, afectados por la caída en los precios y también por la reducción de los volúmenes exportados de un grupo de productos. Para el 2016 se estima nuevamente una disminución en las exportaciones de bienes y también de servicios, estimada en 16,3%”.
El diagnóstico también señala un decrecimiento del -14,4% durante este año y en cuanto al azúcar el problema es similar, ya que la zafra del 2016 fue mala y llegó solo al 80% por el bajo rendimiento agroindustrial. Otro aspecto difícil es el pago de la deuda externa que según lo planificado alcanza a los 5.299 millones de dólares, desde que si deja de pagar le podría significar que la banca mundial le cierre las puertas para nuevos créditos.
Lo único que le queda al socialismo cubano como tabla de salvación es el turismo, que aumentó en alguna medida (13%) y que le significó ingresos brutos de alrededor de tres mil millones de dólares el año 2016.
Esa situación fue reconocida por el presidente Raúl Castro, que afirmó que reconocía no estar satisfecho en la esfera económica y que fueron frecuentes las dilaciones excesivas del proceso negociador, por lo que concluyó que “Es preciso superar de una vez y para siempre la mentalidad obsoleta llena de prejuicios contra la inversión foránea”, declaraciones que recoge en un ilustrativo artículo el economista Flavio Machicado (EL DIARIO, 12/09/2017).
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