El respeto es un importante valor que se inculca o se debe enseñar en la familia. Actualmente este valor tan preciado está desapareciendo paulatinamente. El respeto no solo se debe manifestar como vinculo social; más aún debe practicarse en el sentido mismo. Se lo debe demostrar en todo momento hacia nuestros adultos mayores. En las sociedades antiguas, los ancianos eran considerados con mucho respeto por la sabiduría y experiencia que habían acumulado a lo largo de la vida. Según el informe mundial de envejecimiento por parte de la OMS (Organización Mundial de la Salud), el mundo está sufriendo un rápido envejecimiento, muy recientemente se ha empezado a adoptar medidas serias como respuesta a ese fenómeno universal.
Para que la longevidad sea considerada como un premio y no como una carga, es preciso que en el proceso de una supervivencia humana digna influyan tanto las condiciones socioeconómicas y los factores culturales como la práctica de la medicina. En otras palabras, la buena salud o la sensación personal de bienestar depende de una multiplicidad de factores; el grado en que los ancianos se sienten respetados y con una misión que desempeñar en su comunidad, repercutirá mucho en sus vidas.
La Geriatría es la rama de la Medicina que estudia y atiende aspectos preventivos, clínicos, terapéuticos y sociales del anciano, tanto en situación de salud como de enfermedad, y el objetivo principal que tiene es conseguir el máximo bienestar funcional del individuo, para acceder a una mejor integración social. Esto no solo implica la prevención de la enfermedad, sino también la reducción de la discapacidad y la promoción de un mejor estado de salud. Todo ello debe permitir a los ancianos envejecer con mayor independencia, satisfacción y felicidad. Y es que, al final, la vida es un ciclo donde todos los seres mortales llegaremos a ser un día adultos mayores.
Muchos de los países están experimentando un cambio demográfico, debido a un incremento en la expectativa de vida al nacer, que a propósito en nuestro país se ha modificado de 64 años a 71 años. Los adultos mayores corren el peligro de ser marginados y que se les prive de ejercer sus derechos. Por ello es fundamental que nuestros adultos mayores puedan mantener y mejorar su autonomía y calidad de vida.
Debemos hacer énfasis, con un enfoque especial, en la relación que nosotros jugamos frente a la alimentación de nuestros adultos mayores. Ésta debe ser inofensiva, nutritiva, económica, sabrosa y variada, esto no siempre es fácil, ya que el anciano puede tener problemas económicos, sociales (soledad, desatención) o sanitarios (enfermedades) que impidan un adecuado cumplimiento. Más de la mitad de los ancianos tienen problemas graves en su dentadura o en el ajuste de sus prótesis, que les impide una masticación adecuada y les puede obligar a realizar cambios en la dieta. La depresión y la ansiedad pueden provocar trastornos en la alimentación por exceso o por defecto; la toma de fármacos puede restarles apetito. La dieta debe ser rica en fibra vegetal (fruta y verdura) para prevenir el estreñimiento, que es frecuente, la higiene individual debe ser preservada. Algunos ancianos se despreocupan en cuanto a su higiene personal y vestimenta, actitudes que influyen negativamente sobre ellos mismos, al hacerles más frágiles ante la enfermedad y limitan su vida de relación social.
Para la atención del anciano de todos los niveles debe haber una intervención mixta de las instituciones sociales y de salud, así como de la familia con el objeto de evitar enfermedades, minimizar sus consecuencias y facilitar la adaptación social del individuo. El objetivo principal debe ser mejorar la calidad de vida del anciano, para vivir más años y vivirlos lo mejor posible; de esta manera les ofreceremos nuestro RESPETO.
El autor es médico y docente de la Facultad de Medicina de la UMSA.
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