La noticia de perfil
Con una carita de plañidera y una voz de “dame medio”, mi corresponsal en el Palacio Real de la plaza Murillo me refirió la terrible tragedia ocurrida en Miami y otras ciudades de los Estados Unidos y el Caribe, ocasionada por el huracán Irma, preparándose para resistir el embate de otros huracanes que son anunciados; sin embargo no lograron arrancarme lagrimones porque los bolivianos y este ciudadano en particular sufrimos doce años de embates de otro huracán llamado Evo… que actualmente se ha trasladado con mucha fuerza hacia tierras venezolanas y caribeñas, donde los castigados por idénticos vendavales han manifestado no temer al huracán boliviano, porque consideran que este torbellino andino no causará desastres de mayor magnitud; este ciclón perderá fuerza en su larga trayectoria que realiza acompañado de sesenta “comedebaldes”, “gorrones” o “mankagastos”, que fueron en tojpa a gastar los viáticos que abusivamente tomaron o les fueron obsequiados por la generosidad del rico Estado boliviano.
Junto a esta descripción del huracán Evo, tuve que llamar la atención a mi discípula periodística por no haber comunicado, desde su despacho palaciego, el recorrido del huracán Evo (siempre acompañado de su hinchada, hoy recorre países que bordean el mar Caribe), como habría hecho una periodista seria y responsable. En descargo suyo dijo: “perdón, jefecito, es que me cuesta mucho admitir que mi jefe Evo sea… una calamidad que destruye todo lo que encuentra a su paso para reconstruirlo después, diciéndonos que inaugura obras recién construidas bajo su gobierno, como sucedió con la vieja represa de Misicuni y otras obras menores.
Pasando por alto sus equivocaciones, le pregunté si el huracán Evo había sido notado por el Observatorio de San Calixto, extrañándome que tal movimiento de vientos y agua no fuera registrado por las autoridades gubernamentales del país, hoy ocupadas en incrementar el área de cultivos en el Chapare, el Tipnis, y otros latitudes; sin importarles que organismos internacionales estén descertificando a Bolivia, lo que importa poco cuando uno es un huracán que castiga a todo lo que encuentra a su paso.
Como ustedes saben, el huracán Evo se encuentra en Venezuela como huésped de lujo, acompañado de 60 favorecidos, que a la postre serán los mayores beneficiados del paso del huracán Evo. El mencionado desastre entrará en una nueva etapa, hasta conseguir la salvación de nuestro país… cuando se nos anuncie la permanencia del huracán Evo por quinientos años más. Dios no salve, per sécula, seculorum, amén.
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