Pasajeros y conductores están molestos con demora en obras

Los pasajeros y conductores del transporte público y en particular los que a diario utilizan la autopista La Paz y El Alto se quejan por el lento avance de las obras de reparación. Los trabajos los realiza la empresa Levón SA Sucursal Bolivia.

Desde que el 22 de febrero de año pasado, la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) firmó el contrato con la empresa Levón SA para la ampliación y rehabilitación de la autopista, los pasajeros y conductores del transporte público y particular, que a diario utilizan la autopista La Paz y El Alto, se quejan porque los trabajos que se realizan producen la demora de una hora, en un recorrido que antes era de 15 minutos.

En un recorrido efectuado por EL DIARIO, se evidenció que a lo largo de los 10 kilómetros de la autopista, que une las ciudades de La Paz y El Alto, existen al menos tres “cuellos de botella” (o congestiones) en las que se demora por lo menos 15 minutos en cada tramo, situación que no encuentra una salida alterna, para los más de 40 mil motorizados que diariamente transitan por la autopista La Paz y El Alto.

“Todos los días ocurre lo mismo, antes se tardaba 30 minutos de subida, ahora se tarda 45 minutos; de bajada era 15 minutos, ahora se tarda más de media hora, hay muchas trancaderas”, se quejó Silverio Poma, conductor de una de las tantas líneas de minibuses que prestan su servicio entre ambas ciudades

CONGESTIONAMIENTO VEHICULAR

El primer cuello de botella se origina en la pasarela que une la zona Ballivián (El Alto) con cercanías de Pura Pura. En este sector, todas las mañanas cientos de vehículos hacen una larga fila que perturba el tráfico vehicular, el segundo punto conflictivo está en la denominada curva de la Ciudadela Ferroviaria, donde se origina un nuevo congestionamiento; el tercero está en la pasarela del Puente Ferro Beni, la única vía de escape para los estudiantes de la universidad Salesiana y la Escuela Técnica Pedro Domingo Murillo.

Los choferes se quejan por el denso tráfico vehicular que no encuentra solución, especialmente en las denominadas horas pico, 7.30 a 9.00 y desde las 17.30 hasta las 20.00.

“Pasó un año y siete meses desde que se iniciaron las obras y continúa la remoción del asfalto, el compactado de suelos, colocado de sumideros, obras de drenaje y otros trabajos que deberían concluir antes de antes de proceder a asfaltar toda la vía”, cuestionó Silverio Poma, conductor de minibus.

PELIGROS

Al congestionamiento vehicular se suman los improvisados separadores de vías o turriles colocados a lo largo de la vía, por donde circulan los motorizados en doble sentido (subida y bajada). Ahora se convirtieron en peligrosos obstáculos, especialmente por la noche, debido a la falta de luminarias en muchos de los tramos, a lo largo de los 10 kilómetros en refacción.

MOLESTIAS

Las quejas no son solo de los choferes, sino también de los pasajeros que se ven forzados a utilizar esta vía que une a ambas ciudades, tienen que esperar más de 20 minutos sentados en un minibús, al igual que los pasajeros en tránsito a la terminal aérea.

“Es el colmo, no sé qué puedo hacer, mi vuelo parte en quince minutos y yo sigo en el minibús, no sé si es mi culpa", se quejó Juan Silva, que impotente miraba como avanzaban los minutos, no así la larga fila de minibuses.

“Si usted salió tarde no es culpa del conductor”, dice un mensaje pegado en un costado del minibús, mensaje que a muchos usuarios les causa sólo resignación, para esperar al menos media hora al interior de un minibús.