• Los departamentos de La Paz, Oruro, Santa Cruz, Cochabamba, Tarija, Potosí y Chuquisaca pasan dificultades por la falta del líquido. Esperan más lluvias para paliar efectos • Según experto, faltan propuestas técnicas que busquen implementar soluciones estructurales
Desde la pasada gestión, Bolivia atraviesa por su peor crisis hídrica por la conjunción de diferentes factores, principalmente falta de políticas públicas, cuya consecuencia inmediata es que siete de los nueve departamentos se vean afectados por no tener garantizado el suministro de este elemento vital.
A prácticamente un año de la crisis que enfrentó gran parte de la ciudad de La Paz por la escasez de agua, ahora, la ciudad de Potosí atraviesa por el mismo problema que afecta directamente a los pobladores de esta capital y que fue admitida por los gobiernos central y regionales que aseguraron que los días con el servicio básico estarían contados.
RACIONAMIENTO
Se develó que desde hace dos años el suministro se ha restringido a tres horas diarias en la parte baja de la urbe potosina, mientras que en la parte alta, en el mejor de los casos, reciben dos a tres horas dos veces por semana.
La crisis del agua no se ha generado de la noche a la mañana, desde hace varios años estudios ya dieron la alarma sobre la insuficiencia, debido al cambio climático. Las Naciones Unidas advirtió hace tiempo que Bolivia era uno de los países más expuestos al fenómeno del calentamiento global.
ALERTA DE LA ONU
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentó en junio de 2013 un informe en el que se alertaba ya de los problemas que sufriría Bolivia por el cambio climático, pese a que el país es uno de los que menos incide en ese fenómeno, dada su baja emisión de gases de efecto invernadero.
La vulnerabilidad medioambiental de Bolivia, según la ONU, se debe entre otras razones a la existencia en el país de ecosistemas variables, una creciente deforestación y una falta de información científica para afrontar el problema del cambio climático.
El informe del PNUD concluía que la temperatura media de Bolivia está experimentando aumentos que podrían ser de hasta dos grados centígrados en 2030 y de 5 a 6 grados hasta 2100.
La ONU también constató cambios significativos en los patrones de lluvia, con un descenso en zonas secas y un incremento en el área húmeda de la selva amazónica, tal cual está pasando en la actualidad.
Entre las recomendaciones del PNUD a Bolivia figuraban el freno a la deforestación y el diseño de un nuevo marco regulatorio para hacer frente al cambio climático.
En 2015, el fenómeno de El Niño asolaba el país e intensificaba los períodos de sequía, un ejemplo de ello es la pérdida del lago Poopó del departamento de Oruro.
CRISIS DE AGUA
El último trimestre de 2016, la escasez del líquido vital llegó a las ciudades de La Paz y El Alto, ante esto el presidente Evo Morales anunció que se dedicaría exclusivamente a la crisis del agua. La primera medida fue comprobar sobre el terreno, el estado de las represas para verificar el nivel de reservas de agua con que cuenta Bolivia.
Sin embargo, según el presidente del Comité Cívico Potosinista, Jhonny Llally, no pasó lo mismo con el departamento de Potosí, siendo que a la fecha el presidente no se manifestó al respecto.
De acuerdo con el analista y educador socioambiental del CDS Molle Edwin Alvarado, solamente en La Paz, debido a la crisis de 2016, se están perfilando soluciones estructurales, que se implementarán en un corto plazo, como en el caso de la represa Alto Hampaturi que va a ser útil desde 2019.
“Hay otras obras hidráulicas importantes en La Paz, que hacen pensar que en el lapso de dos años tendríamos una cierta seguridad respecto a que el agua no va a faltar en esta ciudad, sin embargo, el tema estructural gravísimo que se está omitiendo por las autoridades encargadas, es el cambio de matrices de distribución de agua potable, que actualmente están con 45% de pérdida de agua potable que salen de las Plantas de Tratamiento antes de llegar a los domicilios, y no es un tema que se puedan evitar porque además está contribuyendo a incrementar el riesgo en deslizamientos”, dijo.
En el caso de Cochabamba la represa de Misicuni no está previendo de agua debido a unos problemas de aducciones, donde hay baja disponibilidad de agua.
En Santa Cruz –dijo– el tema está resuelto, las cooperativas invirtieron para el mantenimiento de los sistemas de distribución de agua, por lo que por ahora no se prevé escasez, salvo en un mediano plazo, por efecto de la creciente deforestación en el país. Para Alvarado es alarmante lo que actualmente sucede en Potosí porque no se tomaron medidas de corte estructural para resolver el problema.
“Hay una carencia de agua que se conoce hace dos años, faltan políticas públicas para considerar a los potosinos como seres humanos tan iguales como los paceños o cochabambinos”, apuntó.
En el Chaco y en municipios del Valle Alto cochabambino la cuestión es también crítica, faltan propuestas estructurales, siendo que mueren más de 2.500 cabezas de ganado al año.
Otro problema que se presenta cada año es la sequía en Pasorapa, en consecuencia hay problemas en la producción de maíz, ganado, entre otros.
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