Augusto Vera Riveros
“Guillermo Bedregal. Retrato de un hombre público”, es en justicia, el título de una reciente obra publicada por el escritor Ignacio Vera Rada, quien con esta nueva producción ratifica su vocación por el arte literario, confirmando su versatilidad al incursionar con exquisitez en un novísimo género literario para él: la narrativa.
La excelencia con que Vera describe las partes más relevantes de su biografiado, hacen que la obra constitúyase en un valioso aporte a la averiguación de una parte de gravitante importancia en la vida de Bolivia. Y es que, tal y como lo expone su prologuista, el consagrado escritor Luis Antezana: “En sí misma, no es solo la historia de un hombre, es la historia de una época que quiere salir del pantano y se guía por una luz lejana e inalcanzable” (sic). Luego, más allá de la conformidad o desaprobación del autor de éstas líneas respecto al pensamiento y obra de Bedregal y su protagonismo en el proceso de la Revolución Nacional, la promulgación del DS 21.060 y en otros acontecimientos trascendentales en el último medio siglo previo a la asunción del actual régimen, no puede negarse la capital repercusión que esos hechos tuvieron en el decurso de los años que le sucedieron.
Y como éstas líneas no tienen fin panegírico ni reprobatorio del ejercicio público de Bedregal como político, hombre de Estado, escritor o prominente intelectual, retomo la obra por sí misma. Y en ese contexto, Vera Rada no puede ocultar su inclinación connatural al género poético; los capítulos I y II ponen en evidencia la docilidad de su pluma y la proclividad de su espíritu para describir con fino estilo retórico, esto es exactamente en el límite que separa lo magistral de un impecable estilo estético, a un hombre ubicado en el tiempo y espacio exactos y de los que alejado pudo no haber tenido ninguna trascendencia, para comprender su protagonismo en la justa medida. Todo ello hace del libro, documento no solo de consulta fructuosa por su correspondencia al subgénero de novela histórica, además y por esa misma categoría, de lectura alimentadora del alma.
Los capítulos referidos a la participación superlativa del protagonista en el escenario político, nos permiten una visión verosímil por su objetividad, de una época pretérita que el autor refleja a partir de una vasta documentación como sustento de su biografía novelada, introduciéndonos en una cosmovisión del tiempo en que la trama se desarrolla y del personaje central que la motiva. Y debido a que la narración estricta de hechos históricos resigna irresolublemente la belleza del lenguaje, es que -creemos- el autor echó mano a sus virtudes conocidas en el campo de la lírica, que combinada hábilmente con su prosa, las funde en novela.
La obra biográfica de este personaje de la historia nacional no ha descuidado la cabal temporalización y espacialización de los hechos a través de una narración omnisciente y una caracterización directa de aquél, despojada de cualquier intento de parcialización con su protagonista, escudriñando los hechos con ecuanimidad, para contarlos con desapasionamiento y sin renunciar a su sentido crítico.
Más lo anterior no le priva a Vera del legítimo derecho a resaltar la figura de un hombre que ha dedicado su vida a la política con virtudes y errores, por lo que aquellas páginas han de contribuir enormemente a un conocimiento cabal, desde sus orígenes genealógicos hasta la última etapa de servicio, del polémico militante del nacionalismo revolucionario.
El autor es jurista y escritor.
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