El área en la que se encuentran las poblaciones de Tipuani, Mapiri y Guanay y otras decenas de asentamientos poblacionales pequeños, dedicadas a la explotación de oro aluvial, constituye la mayor, en términos de minería aurífera, en todo el país, sostuvo Ricardo Calla en el estudio.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) indicó que en 2011 la cifra promedio anual calculada para las emisiones y derrames anuales hacía la atmósfera, los suelos y el agua de mercurio, por parte de la minería aurífera artesanal y pequeña en el planeta, fue de 1.607 toneladas por año. Un 55% de ese total se habría descargado en los sistemas terrestres, es decir 880 toneladas.
“Si se toma esta referencia porcentual para un cálculo muy ligero, se puede tener la impresión de lo que ocurre en la realidad. En 2012, en Colombia, por ejemplo, al emitir 60 toneladas de vapores de mercurio, habría descargado 73 toneladas de mercurio en sus sistema terrestres”, precisó la investigación. Perú, en 2010, habría descargado 32 toneladas hacía los suelos.
MÁS EMISIONES
“Bolivia, por su parte, con 45 toneladas de emisiones de mercurio hacía el aire en 2012, habría derramado ese año 55 toneladas de mercurio en sus suelos”, precisó el estudio del sociólogo.
Según Calla, las represas de El Bala y Chepete, anunciadas por el Gobierno, se levantarán en un área donde la explotación aurífera es intensa. El mercurio que se emplea en esas áreas puede llegar a envenenar toda la fauna del lugar.
“El mercurio vertido por la actividad aurífera en el norte de La Paz, que llega a desembocar en la cuenca amazónica, es el peligro letal que esconden los proyectos hidroeléctricos del Chepete y El Bala. Si se concreta su construcción, ambas represas serían una seria amenaza para el ecosistema nacional”, alertó Calla.
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