Representación diplomática boliviana

La ciudadanía observa sorprendida cómo se maneja el servicio diplomático, siendo que es la vitrina exterior del país, a donde deben ir quienes tengan preparación para realizar actividades en embajadas y legaciones. Por ello no es aceptable que solo por ser militantes del partido de gobierno ocupen cargos diplomáticos, sin mostrar formación por lo menos cultural. Peor si los designados no cuentan ni con estudios básicos y solo son ciudadanos “de choque” en manifestaciones políticas, sin merecimientos para justificar sus nombramientos.

Es hora de dignificar la función diplomática y así deben comprenderlo los altos funcionarios del gobierno y la Cancillería. Funcionales allegados al gobierno deben tener cuidado al nombrar representantes diplomáticos ante organismos internacionales, ya que si los antecedentes para su nombramiento solo están relacionados con actividades partidarias, surgirán comentarios nada agradables para el país.

Al respecto, la ciudadanía conoce los prolegómenos del conflicto por el Tipnis, la represión policial a los indígenas, acciones que fueron dirigidas por políticos conocidos, que hacían matonaje para reducir a los nativos. Uno de esos políticos inmisericorde era dependiente del Ministerio de Gobierno y junto con policías lograron controlar la acción de los indígenas, que según la Policía eran revoltosos frente al orden constituido. Pasados los sucesos por la defensa del Tipnis, después de algún tiempo se supo que dicho personaje había sino nombrado, como premio a su actuación anti-indígena, como embajador de Bolivia en Naciones Unidas.

Así se estimula a políticos que luchan por el partido oficialista. La realidad es que estos políticos que se esmeran en actuar por su partido, son premiados con cargos diplomáticos, para recompensar sus servicios, por lo tanto verdaderos méritos y capacidad profesional no son tomados en cuenta para la mayoría de los nombramientos diplomáticos. Es lamentable tal actitud.

Por estas anomalías que se presentan en embajadas y consulados, se espera que el Ministro de Relaciones Exteriores oriente y programe un curso de diplomacia, que tendría que ser obligatoria para los que actualmente son parte del servicio diplomático y al cual obligatoriamente deberían asistir. Futuros miembros del cuerpo diplomático o administrativos que tengan interés en ser parte del servicio diplomático, deberían ser evaluados adecuadamente. En esta forma se dignificará la carrera diplomática, ya que en los cursos tendría vigencia la preparación e interés de los funcionarios correspondientes al Ministerio de Relaciones Exteriores. Así otros países verían que la representación boliviana tiene funcionarios suficientemente preparados, para desempeñarse correctamente.

El autor es profesor emérito y ex autoridad de la UMSA.