El Convenio de Minamata, que entró en vigor el pasado 16 de agosto, establece –para los 74 estados firmantes– acciones de control y uso del mercurio en las actividades extractivas, que buscan proteger la salud humana y el medioambiente de los efectos adversos del producto químico.
El control de las emisiones antrópicas de mercurio a lo largo de su ciclo de vida ha sido un factor clave a la hora de determinar las obligaciones del Convenio. Sus aspectos más destacados incluyen: La primera Conferencia de las Partes se celebró del 24 al 29 de septiembre de 2017 en Ginebra, Suiza.
El mercurio se encuentra en una amplia variedad de productos, desde mascara, amalgamas dentales, termómetros y cremas para la piel, hasta miembros de la cadena alimenticia por contaminación de aguas, suelos y atmósfera.