Un drama social y humano es el que viven Julia Quispe y su familia. Desde hace años duermen en las calles. “Pido ayuda para mis medicamentos, estoy mal, no puedo caminar, mis pies me duelen mucho (…) por favor, ayúdenme, estoy durmiendo en la calle, me robaron mi dinero, que Dios los bendiga”, dice el cartel que la acompaña en la avenida Camacho de esta ciudad.
Julia padece de diabetes, artritis, reumatismo y sobrepeso, no puede caminar, pese a ello sale a las calles a pedir la ayuda de la población.
Acompañada de su pequeña mascota, Julia llega a las 06.00 de la mañana a la avenida Camacho, esquina Colón, en ocasiones se aposta en la avenida Buenos Aires.
“Tiendo una frazada en el piso para que no me pase el frío, y porque solo hablo en aymara, me ayudaron a hacer el cartel para que las personas me puedan ayudar. Ya no tengo donde dormir, vivo en la calle”, relató.
La familia de Julia por falta de dinero tuvo que salir del hogar donde vivían. Luego buscaron un refugio donde se puedan cobijar, encontraron un lugar en la Plaza del Maestro, en Villa Fátima, pero los echaron, acusándoles de ladrones e incomodar a los estudiantes que transitan por el lugar.
Es entonces que con el objetivo de alejarse del lugar llegaron a la zona de Calajahuira, encontrando un lugar en las calles para poder descansar. Con tristeza en el rostro aseguró que sus hijastros no la quieren. “Ellos quieren que muera, yo solo me callo y no les hago caso”, expresó.
VÍCTOR
Julia tiene un hijo de 17 años (Víctor) que la acompaña. Según relata él estudió solo tres cursos del colegio y lo expulsaron porque se quejaban de las constantes peleas que protagonizaba con sus compañeros.
Víctor tiene muchas preocupaciones, la principal es la salud de sus progenitores, “a veces recibimos ayuda de quienes pasan por acá, con todo lo que recaudamos apenas podemos comprar algo de comer o algún medicamento”, expresó.
“Este año más estaré con mis papás, al próximo quiero entrar al cuartel, pero no sé si pueda con la preocupación, teniendo mal a mis padres”, afirma.
Pero no solo su madre está delicada de salud, también lo está su padre quien sufrió un accidente en el camino a los Yungas y ahora no puede levantar nada que sea pesado, por tal razón en ocasiones trabaja recogiendo flores y las vende, en otras ocasiones sale a las calles a pedir la solidaridad de las personas.
A pesar de la dificultosa situación por la que la pareja atraviesa decidieron cuidar a un pequeño cachorro, quien los acompaña hace tres años; un poco sonriente, Víctor dice: “Lo quiere como a su hijo (al cachorro), le hace mucha compañía a mi mamá”, apuntó.
Cuando logran recaudar un poco más de lo habitual (Bs 60), Víctor compra una bolsa de dulces para vender a los transeúntes, señala que eso se da solamente de vez en cuando y el dinero recaudado sirve para comprar algo que alivie el dolor de su mamá. “Hay días en los que no tenemos nada que comer”, relató.
Con la voz quebrada, Víctor pidió ayuda a las autoridades y a la población para que puedan colaborar con la salud de sus padres, pidió un trabajo para poder ahorrar y pagar un techo que los pueda cobijar.
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