Es un acontecimiento histórico para Bolivia que hoy se cumplan 35 años de vigencia de la democracia, que es el sistema político por el que se respeta la independencia de poderes, la garantía de tener elecciones generales y parciales bajo el signo de la libertad, la independencia y de la supremacía ante las diferencias ideológicas, entre sus principales virtudes.
En un recuento de lo que se ha logrado en todo este tiempo, el saldo tiende a ser muy favorable, pues fundamentalmente prevaleció la libertad política y el respeto a los derechos ciudadanos.
Sin embargo, en la vida de los pueblos y de las personas no siempre todo es completo y grato. En el caso de la democracia en Bolivia, pese a tanto tiempo transcurrido en libertad, hay un poder que sigue funcionando sin su atributo principal, es la justicia.
Mientras la justicia no sea una realidad plena en la vida de los pueblos, no se puede celebrar como se merece los 35 años de democracia, pues es el pilar fundamental para la plena vigencia de los derechos y deberes.
Sin justicia, tienden a prevalecer los atentados y violaciones a los derechos políticos, esencialmente. Es de esta manera que tenemos todavía compatriotas en las celdas carcelarias por cuestiones políticas, al carecerse de una justicia plena, pues no faltan los atropellos y las imposiciones de matiz político.
No es suficiente decir que se ha tenido avances, porque en este caso se reconoce la mediatización de la justicia, pues es como decir que se aplica la justicia a capricho y voluntad de los poderosos, en el caso particular de los políticos oficialistas y de los gobiernos de turno.
De ahí que personalidades públicas, al referirse a la celebración de la fecha, han advertido, empero, que no dejan de existir manifestaciones antidemocráticas en el país. Una de ellas declaró a otro medio que “En este y otros gobiernos, prevalece el prebendalismo y la intolerancia que van en contrarruta de la democracia”.
Entonces, al persistir estas observaciones quiere decir que falta aún por proclamarse a plenitud la victoria o vigencia absoluta de la democracia, en estos 35 años.
Esta es una llamada de atención para eliminar en definitiva tales falencias que si bien no ensombrecen los logros alcanzados hasta el presente, aunque se presuma que son minucias, de todos modos hay que erradicarlas completamente, para que no quede sombra alguna sobre la vitalidad de la democracia en el país.
Queda, por tanto, hacer algo más para que la democracia en Bolivia luzca con todos sus valores y significados. Sin embargo, como son ya los últimos lastres que quedan en esta fecha, que se comprometan quienes tienen todavía algo más que aportar, que lo hagan sin condiciones ni más pérdidas de tiempo.
En todo caso, en estos 35 años, la voluntad ciudadana ha sido vivir en democracia, por lo que a estas alturas deben ser eliminadas las pequeñas carencias que queden aún por solventar, para que ella luzca plenamente con las luces y calidades que la distinguen y ennoblecen, en beneficio del goce de la paz y la libertad para los bolivianos, sin diferencia alguna.
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