Seminario reciente en Parque Nacional Torotoro

El transcurso del tiempo hace olvidar una serie de acontecimientos que se conoce más por sus efectos que por sus causas; por ejemplo, los orígenes, los actores, las dificultades vencidas y la consolidación del Parque Nacional Torotoro ya no son de conocimiento de los pobladores actuales de la zona. Esto motivó a la Dirección del Instituto Técnico Superior “Charcas”, que funciona en el pueblo con las carreras de Turismo y Agropecuaria, para que la Asociación Conservacionista de Torotoro (ACT) realizara un seminario de actualización que se dio el l9 y 20 de septiembre pasado, que logró las expectativas que se tenía en cuanto a información y conocimiento de una realidad que los pobladores conocen más por los resultados benéficos que viven, ignorando las causas que la provocaron.

Si bien entre los asistentes estuvieron ausentes los representantes del pujante comercio y transporte, hoteleros y funcionarios públicos, colmaron la sala los alumnos del Instituto, guías del Parque y una delegación simpática de unos 15 alumnos de Geología de la Universidad Tomás Frías de Potosí, con los que se llegó a cerca de 80 asistentes.

Los disertantes de la ACT: Rodolfo Becerra de la Roca, Ing. Raúl Lara Rico, Ing. Javier López Soria e Ing. Federico Anaya mantuvieron vivo el interés de los concurrentes al seminario, que recibieron importantes datos e información que desconocían.

Un hecho preocupante que se evidenció en el evento es la ausencia de políticas de conservación y casi ninguna protección de los recursos del Parque. Se constató que en estos últimos años prácticamente han desaparecido o están en este proceso tres sitios importantes: Las huellas del cerro Huayllas, el cementerio de las tortugas y el yacimiento fosilífero de Estrellani. El Ing. Anaya expresó contrariado que si se continúa con la depredación, sin los atractivos descritos, los valores naturales del Parque Nacional Torotoro van camino a desaparecer y esto no se debe permitir, porque estamos frente a un patrimonio que no es solo de Torotoro ni de Bolivia sino de todo el mundo. Realmente es una alerta muy aflictiva.

La situación es que la administración de las áreas protegidas en Bolivia atraviesa una grave crisis, porque el Gobierno no le asigna los recursos económicos suficientes, ni le dota de personal calificado adecuado, que pueda acometer un trabajo eficiente y técnico, que es necesario, sobre todo de conservación y protección. Se explota los sitios turísticamente, sin los controles responsables y adecuados, carentes de toda política y estrategia de preservación por falta, repetimos, de dotación de recursos económicos y personal técnico capacitado. Generalmente se da vía libre al ingreso de científicos extranjeros que si bien estudian la biodiversidad del país, no dejan el producto; cuando el Gobierno debe dar apoyo a las personas nacionales que con propio esfuerzo consiguen sus metas técnicas y científicas, como Hibert Huaylla que ha logrado un doctorado y con escasísimos recursos personales araña en la investigación de la flora, o la actividad silenciosa de Raúl Lara Rico.

La cuestión no es abrir las áreas protegidas a un turismo avasallante que es destructivo, alentado con un criterio mayormente lucrativo. Primero hay que educar al pueblo, crear esa conciencia de amor a la naturaleza exento del discurso político vacuo y demagógico. Hay que enseñar desde la niñez comportamientos conservacionistas, hasta conseguir que la población sienta verdaderamente que no se puede arrancar una flor en el camino ni se puede levantar una piedra de los senderos y que el caminante, cuando vuelve después por el mismo collado, observe otra vez el pedernal y la flor que antes había apreciado; entonces, se habrá conseguido el ideal de amor y conservación de la naturaleza silvestre.

Se cree, equivocadamente, que con impulsar el turismo masivo se va a resolver y mejorar la calidad de vida de la gente y se va a proteger los sitios, sin comprender que es la mejor ruta para destruirlos, y después ¿qué queda? Simplemente el recuerdo angustioso de lo que no se supo proteger.

Es lamentable que en nuestro país todo se proclama, existe una retórica improductiva de políticos charlatanes que no construyen. En efecto, tanto discurso sobre el amor a la Pachamama, a la madre tierra y tanta prédica hueca que no se cumple. Si esta cháchara fuera sincera, el Gobierno asignaría los recursos necesarios para colmar tanto pregón que solo queda en perorata.

Los visitantes extranjeros conocen Bolivia y admiran tanta hermosura geográfica que contiene, tan múltiple y diversa, pero siempre fascinante. Estas impresiones en lugar de conmovernos se pierden en la nada. Si en lugar de duplicar el turismo, como pretenden los impulsores del decantado proyecto “Torotoro, Geoparque andino”, se desplegara una eficiente tarea de conservación y protección de los recursos del Parque Nacional Torotoro, como pretendían los estudios realizados y su plan de manejo, estaríamos dejando a la posteridad incólume esa obra maestra de la naturaleza que es Torotoro.

En la parte final del seminario, la ACT hizo donación de un lote de libros para la formación de la Biblioteca del Instituto, y después se entregó los certificados de asistencia, a tiempo que se servía el Vino de Honor.

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