Catástrofe Maltusiana y la Advertencia de Paul R. Erlich

En 1798, Thomas R. Malthus obtuvo prominencia, por su famoso ensayo sobre el principio de la población “An Essay en the Principle of Population”. Él sostenía que la población se multiplica geométricamente y la comida aritméticamente; entonces cuando la oferta de comida crece, la población crecerá rápidamente para eliminar la abundancia. Él escribió como respuesta al optimismo de su padre y asociados como Rousseau, W. Godwin y el Marqués de Condorcet. Malthus escribió que “el incremento de la población está necesariamente limitado por los medios de subsistencia, que la población se incrementa invariablemente cuando los medios de subsistencia crecen, y que el poder superior de la población es reprimido y por restricciones morales, el vicio y miseria”.

El lector pensará ¿qué tiene que ver esto con Bolivia? Un país que en 1950 bordeaba los 3 millones de habitantes y ahora los 12 millones, ¿que además está “blindado” con reservas financieras, gasíferas y minerales?... ¿Con enormes nuevas industrias estatales para azúcar, separación petroquímica de líquidos, litio, plata, urea, plásticos, cartón, papel, etc.? ¿Con abundancia de agua dulce y holgura agroalimentaria? Simpatizando con Jean Baptiste Say y su famosa “Ley de Say”, estas industrias deberían crear oferta de mercado y demanda incremental en el mercado nacional, mediante sus nuevos empleos. Al presente se busca información elemental y fidedigna sobre las nuevas industrias mencionadas, específicamente sus economías de escala. Puntos óptimos de sus curvas de Costo / Producción. Puntos de equilibrio, o “break-even”. TIR, VAN, y análisis de mercados efectivos para estimar si producen a un costo óptimo o a pérdidas.

Al igual que las pandemias mundiales de salud, el azote del hambre no se origina en el núcleo sino que aparece en la periferia. Recordemos Biafra, Etiopía, y la experiencia del Sub-Sahara de África de las últimas décadas, y el posterior latigazo invasor a occidente de millones de refugiados africanos y asiáticos. Según un artículo publicado por el “Financial Times” en el Observador Económico (III, 23,17) sobre la peor crisis alimentaria desde 1945, la ONU declaró que 20 millones de personas enfrentarán devastadores niveles de inseguridad alimentaria en Yemen, Sudán del Sur Somalia y Nigeria. De acuerdo con Stephen O‘Brien de la ONU, mucha gente morirá de hambre y enfermedades, recordando que en 2011; 260.000 personas murieron de hambre, en Yemen y el Cuerno de África. El ébola ya es pandemia regional, cuyo virus puede transmutarse en aéreo de acuerdo con CDC de USA.

En el escenario del nuevo siglo, Latinoamérica va quedando muy vulnerable ante la amenazante aparición de los 4 jinetes del apocalipsis y la posible materialización del espectro maltusiano. Si bien Brasil ha logrado su seguridad alimentaria gracias al extraordinario proyecto de El Cerrado, esto no es ningún consuelo para Bolivia, ya que dado el momento, Brasil exportará sus excedentes de grano y carne al mejor postor, lo mismo va con la Argentina que durante el gobierno de Cristina Kirchner nos negó la venta de trigo y harina, en contraste con la entrega dadivosa de nuestro gas natural “a precio solidario” durante gobiernos anteriores al actual. Al presente la China comunista, que ha cuidado e incrementado sus reservas internacionales netas, puede con una fracción de éstas comprar anualmente todo el excedente de producción de trigo, granos y alimentos de los Estados Unidos, Brasil, Argentina, etc. En efecto, Bolivia que produce 200.000 toneladas, aún depende de las 400.000 toneladas de su déficit anual de trigo y harina de Estados Unidos y algo de la Argentina.

En suma, Bolivia con 12 millones de habitantes y ahora con EMAPA, no ha logrado sustituir las importaciones de trigo y harina o su crónica dependencia alimentaria, de hace décadas. A esto se suma la inminente sequía y cambios climáticos que conllevan impactos multiplicadores en toda producción agrícola, con subsiguientes deformaciones en el contexto social y político. A esto también se agrega la futura escasez mundial de petróleo y fertilizantes, la concentración del ingreso personal, como describe Thomas. Piketty en “Capital in the 21st Century”; y contrastes culturales y religiosos como menciona Samuel P. Huntington en “El Choque de Civilizaciones”.

En la década de los sesenta aparece otro Neo-maltusiano, Paul R. Erlich, Profesor de Estudios de Población y Biológicos de Stanford. En 1968 logra la fama con su alarmante libro “The Population Bomb”. Si en l980 la población mundial crecía anualmente a 2,7%, al presente crece a aproximadamente 2.0% y se estima que declinará a 1.0% para el 2050. No obstante, el crecimiento humano persiste y sus críticos enfocan sobre bases antropocéntricas de progreso económico como el PIB. Si las crisis que Erlich predijo no se produjeron en las décadas de los ochenta o noventa, no es improbable que se produzcan en las próximas décadas de este siglo. La población mundial seguirá creciendo y Malthus y Erlich comparten la misma preocupación porque los recursos naturales e insumos son finitos, y el incremento mundial de producción de bienes, servicios y alimentos sufrirá costos incrementales.

El autor es ex Presidente Banco Central de Bolivia, experto internacional en inversión y marketing industrial.