Regulación de las telecomunicaciones

Pretendo hacer una reflexión sobre criterios fundamentales, prevalido de experiencia en dicha área.

Mediante una visión global de las telecomunicaciones, considero que éstas constituyen un negocio que está evolucionando con distintos ritmos, en función de los países de los que se trate. En el panorama actual observamos algunas condicionantes principales que serían: las necesidades de los clientes, la tecnología y la regulación.

Actualmente nos encontramos en una interesante situación que demanda parámetros diferentes, por las pérdidas de monopolios, la apertura de mercados, la presencia de algunas empresas privadas, la conformación de alianzas y, por supuesto, los servicios tradicionales y el surgimiento incontenible de otros.

En este contexto, las principales tendencias que se ha observado en el sector de telecomunicaciones son:

Se ha insertado una estructura de creciente globalización con integración patrimonial, tecnología y servicios. Así, los monopolios de ayer se encuentran en competencia con otros operadores nacionales.

La regulación ha dado paso a esquemas de mayor flexibilidad y liberación para regular las relaciones entre los agentes del sector.

La telefonía tradicional ha evolucionado y han surgido con fuerza nuevos servicios.

De la gestión de red se ha pasado a dar prioridad fundamental a la atención de los clientes y las tarifas están perdiendo importancia frente a la necesidad de una mayor generación de tráfico en todas las redes.

Por ello las operadoras buscan posicionarse en este nuevo contexto globalizado y se debe optar por una estrategia que les permita convertirse en proveedores globales de los servicios de telecomunicaciones.

Las principales operadoras del mundo definen sus estrategias en un ambiente de reciente globalización de los mercados y de convergencia de las diferentes industrias, tanto de telecomunicaciones como de software, hardware, en sus aspectos de multimedia, de contenido y distribución.

En las actuales circunstancias es importante que el regulador no olvide que el objetivo de las telecomunicaciones es comunicar y las regulaciones apuntan a favorecer las comunicaciones y no a prohibirlas.

Regular no es fundar, por lo que el regulador no debe olvidar que el mercado existe previo a la regulación. Luego, la fundación de un negocio no debiera surgir de la regulación. Por consiguiente, no se debería fundar negocios a partir de ella, sino más bien colocar la regulación al servicio de lo que existe.

Otro aspecto también de relevancia es la transparencia en las reglas del juego, cualesquiera que sean ellas y conocidas por todos, ya que “nadie puede ignorar la ley”.

La regulación debe ser objetiva e institucional, puesto que en el mundo entero la discrecionalidad es la antesala del abuso de poder y el tráfico de influencias. Concretamente, da lugar a la corrupción.