Hay alarma en la población potosina por la explotación autorizada de minas en las faldas y en el mismo cerro de Potosí, poniendo en grave riesgo su estabilidad. Estos son hechos denunciados en muchas oportunidades por infinidad de personas e instituciones que han visto de cerca cómo hay sitios en que el cerro tiende a sufrir fisuras muy graves.
Hace muchos años, empresas extranjeras han realizado estudios y mostrado que “el cerro corre serio peligro de desmoronamiento por la acción de la minería”; pero ni las autoridades de gobierno ni las departamentales han tomado en cuenta esas advertencias y han dejado que el cerro siga siendo explotado inmisericorde e indefinidamente.
Potosí, con su cerro que adquirió celebridad a partir del Siglo XVI, siempre fue considerada una “ciudad emblemática” de Bolivia y muchas instituciones mundiales han mostrado interés en que se conserve incólume y se deje de explotar minerales por el grave riesgo de desmoronamientos. Algunos estudios han sugerido que, con el concurso de empresas especializadas y bajo dirección de Naciones Unidas se “coloque pilares de contención en diferentes partes del cerro; pero que esos pilares, a base de piedra, cemento y fierro, sean instalados en partes vitales del interior del cerro”; pero nadie hizo caso a las sugerencias y han continuado los trabajos de extracción de minerales como oro, plata, estaño, plomo y otros.
Cuando hay situaciones de alarma sobre daños que pudiesen sufrir algunas regiones del país, surgen “angustias y propósitos para darle solución”; pero, pasados los momentos de euforia, nada se hace. Será conveniente que el gobierno destine un presupuesto especial con miras a salvar el rico cerro de Potosí y, como medida inmediata, suspender todo trabajo minero que realizan cooperativas y grupos de mineros y campesinos. No actuar pronta y diligentemente en este caso es exponer al cerro a hundimientos cada vez más desastrosos.
Hay que convenir en que muchas instituciones, en los últimos treinta años, se han opuesto a la explotación del cerro; sin embargo, a través de incentivar a empresas que lo explotaban, han permitido que este patrimonio sea cada vez más degradado, poniéndolo en peligro de destrucción total, hecho que, de no ponerse los remedios debidos, se concretará. No vaya a ser, como en el caso del litio, en el que muchos se opusieron a su explotación y aprovechamiento, se le exija al gobierno “dejar en suspenso” cualquier negociación; el cerro es un bien que se debe preservar rápidamente y no cargarle de peligros.
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