Buenos Aires.- Escritora y periodista revela historias de animales que rescatan a humanos, plasmado en un libro llamado “Guardianes de la vida”
¿Somos nosotros los que salvamos animales del abandono, o en realidad son ellos los que vienen a rescatarnos de mil modos? Un libro reúne una serie de historias que muestran la capacidad de sanación que tienen los cuatro patas y otras especies.
PERROS
Cuando en 2012, el destino puso a María Victoria Gaiardelli frente a la posibilidad de salvar la vida de los perros en un mismo día, jamás imaginó que ese simple y altruista acto la llevaría a cumplir uno de sus más preciados anhelos. «Publicar un libro es posiblemente el gran sueño de todo escritor o periodista, sin embargo hasta hace algunos años no se me había planteado como un hecho factible», indicó la joven periodista.
«Y ese año pude rescatar del abandono a dos perros en un mismo día: uno era un labrador color arena, que había sido atropellado y estaba tirado en medio de la ruta Panamericana, la otra era una perra de raza Braco alemán. Así fue como comenzaron a gestarse mis libros», agregó.
PRIMEROS AUXILIOS
Aunque ya había estado en diferentes oportunidades en situaciones similares y tenía conocimientos sobre primeros auxilios y enfermería veterinaria, Victoria llegó a su casa agobiada por la tensión que implica todo rescate y con la imperiosa necesidad de poner en palabras aquello que había vivido esa tarde.
«Llegué aquella tardecita a mi casa repleta de incertidumbres, agobiadísima por lo sucedido, desesperada por no saber qué haría con esos dos seres y con la necesidad de gritar a los cuatro vientos lo que me estaba pasando. Escribí un mail cargado de todas esas emociones y lo envié a todos mis contactos. A los pocos días me contactó un agente editorial, que se había conmovido mucho al leer mi relato y me decía que estaba interesado en proponer este tipo de historias para que fueran parte de un libro. Así, tras varios meses de un arduo trabajo periodístico fue como nacieron mis dos hijos de papel: Ángeles con patas y luego Guardianes del alma. Casi sin buscarlo, el sueño se hizo realidad, contar historias sobre lo que más me apasiona en el mundo: los animales», dijo con una sonrisa.
PERROS RECUPERADOS
Pasó el tiempo, los perros que Giardelli había rescatado se fueron recuperando y, mientras, el libro iba tomando forma. Bajo el nombre de Oro, el labrador fue adoptado por una hermosa familia con quien actualmente vive en la provincia de Neuquén. La braco fue bautizada Lulú y hoy es parte del hogar de Victoria, «ya que tuve la inentendible fortuna que apareciera su familia de origen pero que no quisieran recuperarla, así es como desde hace siete años nos elegimos y disfrutamos cada día», expresó con asombro.
HISTORIAS
Y aunque son muy diferentes entre sí, las historias de Guardianes del alma se asemejan en algo: el maravilloso y mágico vínculo que se puede dar entre animales humanos y de otras especies «cuando dejamos que sean nuestras almas las que se encuentren, se elijan y se sanen mutuamente», aseguró la periodista. Hay relatos que cuentan «el lado B» de la vida de algunos animales de trabajo, como el caso de Otis, un perro bombero muy particular; Yuca, una perra entrenada en Búsqueda y Rescate de personas, a quién le tocó también ser rescatada; Emma, una Golden retriever dedicada a las Terapias Asistidas, que «sanó» más almas fuera que dentro del encuadre terapéutico, hasta un blanco corcel que ayudó a su humana a salir de los ataques de pánico que sufría o un gato siamés que alertó a toda su familia sobre un escape de monóxido de carbono en su casa.
SIGNIFICADO ESPECIAL
Pero sin duda alguna, todas las historias tuvieron y tienen para mí un significado especial, porque en cierta forma me han atravesado y movilizado, por eso las elegí. En cada una de las personas que han sido rescatadas de mil modos por tantos Guardianes del alma, me siento identificada. Todas fueron y son importantes para mí, y noto con asombro que lo mismo les ocurre a mis lectores, que son la tercera pata de esta mesa. Las historias de mis libros surgen de la vida misma, son reales, pertenecen a animales y a personas con experiencias fuertes, en las que las emociones se leen y se sienten a flor de piel», asegura Gaiardelli y concluye: «si al leerlas se emocionan, es porque un alma animal se está apoderando de su alma humana. Y es lo mejor que podría pasarles». (lanacion.com.ar)
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