1917: la URSS

El vicepresidente organiza, con la plata de todos los bolivianos, por supuesto, un foro internacional para “celebrar” los 100 años de la “revolución de octubre”, que en realidad fue en noviembre, el 7 de noviembre exactamente.

Yo propondría este resumen: “la mayor estafa del Siglo XX”. Una “revolución” que, como todas ellas, terminó siendo un criadero de farsantes, de aquellos que se ponen al mando del timón y del dinero, mientras los demás aplauden.

En este caso, después de 70 años de “revolución”, los jerarcas soviéticos decidieron que había llegado el momento de quitarse el antifaz y privatizarlo todo, pero para ellos mismos. Comenzaron por privatizar las “dachas”, con lo que se estaban convirtiendo ellos mismos en la nueva burguesía, una clase que ellos supuestamente habían desterrado para siempre en 1917.

Luego se dedicaron a hacerse de un patrimonio empresarial, empresarial capitalista. Privatizaron las empresas creadas por la “revolución”, sólo las que no estaban quebradas. Fue cuando se derrumbó el imperio: lo habían demolido con bombas de tiempo, con cargas puestas en los cimientos para que estallasen cuando hubiera terminado la privatización.

Este proceso fue relatado con todo detalle por Yegor Gaidar, quien fue el primero en ser nombrado primer ministro de la Rusia que quedó del experimento.

En su visión, la fuerza que causó el derrumbe de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas fue la propiedad privada, un impulso que los jerarcas habían mantenido oculto, disimulado, esperando que se dieran las condiciones para mostrarlo y ponerlo en práctica.

Es decir que no fue el desafío de Ronald Reagan de llegar a la “guerra de las galaxias” lo que provocó el derrumbe del mayor imperio “socialista” de la historia en 1989: fue la propiedad privada.

Y desde entonces, los rusos ensayan el capitalismo, no con mucha fortuna. Rusia es la potencia económica número 13 en el mundo. Vive de vender gas y petróleo.

En Cuba, los jerarcas castristas hicieron una privatización disimulada, pero manteniendo, para los ingenuos, la fachada “socialistas”. En realidad, todo pertenece a una burguesía, la del partido “comunista” y sus parientes. La industria turística, por ejemplo, con hoteles del Estado, es manejada por esa burguesía. Los demás cubanos tienen la opción de aplaudir o marcharse, a bordo de un neumático, que lo vende la burguesía.

El “socialismo”, en cambio, boliviano lo hizo todo de frente.

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