Boris Gustavo Arias Pizarro
Son una encrucijada para el ser humano los altos índices delictivos que a diario vivimos o nos enteramos de ellos mediante los medios de comunicación. De la manera más descontraída, despreocupada y lisonjera, nos informan sobre casos que de verdad hacen temblar las fibras más profundas de nuestro ser. Es que sin remordimiento o apocamiento nos dicen qué es lo que paso con “niños indefensos”, agredidos por sus propios familiares, o personas con alguna relación familiar o incluso desconocidos.
¿El ser humano está muerto? ¿Qué entendemos por ser humano? Grandes filósofos lo definen como un ser racional, con inteligencia, con virtudes, que tiene la capacidad de construir su futuro, de decidir sobre el mañana sobre la base de la voluntad y el conocimiento; es un ser con alma, con sentimientos, que piensa, razona, siente, ama, que a lo largo de su vida va aprendiendo.
Razón es capacidad de la mente humana para establecer relaciones entre ideas o conceptos y obtener conclusiones o formar juicios. “La violencia generalmente escapa a la razón humana: hay que hacer uso de la razón y no dejarse llevar por malas influencias”.
El hombre es un compuesto entre cuerpo y alma. El alma es sinónimo de alma racional, de inteligencia. Además, el alma tiene una vertiente práctica, relacionada con lo que nos permite decidir nuestra conducta. El ser humano se distingue, según Sócrates, por poder dar una respuesta racional a cualquier pregunta racional que se le haga sobre sí mismo.
De acuerdo con Platón, lo real y verdaderamente humano se encontraba en el alma. Para él el alma es la esencia humana y el cuerpo un instrumento a su servicio. Entonces para Platón el ser humano es un alma racional encadenada a un cuerpo material y sensible, que busca salir de él para retornar a un estado original de perfección, a través de una continua lucha por el logro de mayores y más perfectos conocimientos y evitando caer en los apetitos de su ser sensible y material.
Según Aristóteles, el ser humano es una única sustancia compuesta de alma y cuerpo, que se relacionan como forma y materia, y, por tanto, como acto y potencia. El alma es, pues, el principio que anima al cuerpo. Esta concepción del hombre parece negar la inmortalidad del alma, pues la considera inseparable del cuerpo.
Encuentro una gran contradicción en estas definiciones de estos tres grandes pensadores, con los índices delictivos que estamos viviendo. Es que un ser racional no lastima a un niño, no lo maltrata, no le causa daño, por el contrario, lo protege, lo cuida, lo alimenta. Acaso hoy los animales son más racionales que nosotros, los seres humanos, porque éstos protegen a sus crías con todas sus fuerzas. ¿Qué es lo que está pasando con nosotros, los seres humanos?, ¿acaso Faccebook y la televisión con sus telenovelas y programas sobre narcotraficantes, prostitutas, asesinos, concursos con bailes obscenos, tienen parte de culpa en este gran problema social de pérdida de valores, de principios, pérdida de la razón del ser humano?
¿Qué estamos haciendo para luchar contra estos flagelos que nos están matando en vida? Proteger a los niños es un deber innato en nuestra naturaleza de seres humanos, reflexionemos con nuestros hijos, con nuestra familia en pleno, con los vecinos, con la sociedad, con nuestros gobernantes. Debemos proteger a los niños aun a costa de nuestra vida. “Protejamos a los niños” porque son angelitos enviados por Dios para dar alegría a nuestros hogares. ¿Será que el ser humano está muerto?
El autor es abogado penalista UMSA.
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