Psicología
En nuestra vida es muy probable que nos hayamos encontrado con personas que les guste manipular y controlar. Alguien que por su posición de privilegio: fraternal, de pareja, amistad o laboral pretende sojuzgar a los demás queriendo anularlos como individuos y como resultado termina llevándose su vitalidad, su ánimo y su energía.
Estas personas conocidas como tóxicas, en la actualidad reciben el nombre de vampiros emocionales y los hay, tanto en varones como en mujeres. Tienen rasgos específicos que las caracterizan: baja autoestima, vacíos crónicos de soledad y ansiedad, según lo explicado por la psicóloga Margaret Hurtado.
“Una persona tóxica es mandona y soberbia, se caracteriza por tener baja autoestima, por sentir vacíos crónicos de soledad y es ansiosa. En base a estos elementos controla a sus víctimas. Estas personas pueden ser: la pareja, padres, hijos, hermanos e incluso el mismo jefe, quien incurra en este comportamiento”, explica Hurtado.
La palabra tóxica se debe al paralelo que se hizo con las drogas, porque tiene que ver con procesos neuroquímicos que se activan en el cerebro y que hablan básicamente del circuito de recompensa. Por esta razón en la actualidad ha cambiado esta denominación por la de vampiros emocionales, asegura Margaret.
“La psicóloga norteamericana Judith Orloff denomina vampiros emocionales a las personas manipuladoras y controladoras, las cuales, para mejorar su autoestima y controlar su ansiedad, necesitan oprimir a los que le rodean, y con quienes tienen, además, algún tipo de relación de privilegio ya sea fraternal, de pareja, amistad o de trabajo”, enfatiza Hurtado.
El problema está en que los vampiros emocionales no solo provocan una molestia momentánea, sino que a fuerza de la relación diaria, producen un gran estrés y desgaste a nivel emocional y físico. No se debe olvidar que las emociones son contagiosas y si se mantienen por largo tiempo pueden dar lugar a varias patologías.
“Una de las consecuencias a nivel psicológico es la ansiedad que termina anulando al individuo y que viene acompañada de la ausencia de sueño, la pérdida de apetito y sequedad en la boca, la aceleración de los latidos del corazón, dolor de cabeza y trastornos gastrointestinales, entre otras”, asegura la especialista.
TIPOS
Las personas que se alimentan de la energía de los demás, se acercan sólo a una persona para extraerle energía y vaciar su carga de negatividad. Una vez que han conseguido su objetivo van por su siguiente víctima sin remordimiento alguno. No tienen empatía y son extremadamente egoístas.
El Narcisista.- Lleva por lema “Yo primero”, pues todo tiene que ver con ellos. Su anhelo es la admiración, reconocimiento y sentirse siempre validados. Estos carecen de empatía y son de aquellos que obligan a que cada cosa, cada aspecto que nos rodea se realice según sus expectativas, principios y opinión. Tiene una capacidad limita para reconocer o tomar en cuenta a los demás, para ofrecer un cariño auténtico, amistad real o un amor genuino.
¿Cómo cuidarse? La clave estará en saber comunicarse con ellos, poniéndole límites, siendo sinceros y dejándole ver que es egocéntrica y que no valora la capacidad de los demás. No hay que dejarse subestimar por esta personas. Hay que saber observarlos con objetividad, siendo conscientes de su pobreza afectiva y relacional.
El crítico.- Nada de lo que se haga, diga, piense o valore será adecuado para la personalidad crítica. Nada estará lo bastante bien para su gusto, para su sabio concepto de la vida y saberes infinitos. No obstante cuidado, porque su mayor habilidad es hablar con sutil cariño e irónico paternalismo para conseguir siempre que el otro se sienta inferior a él.
¿Cómo cuidarse? La mejor forma será abrir una sombrilla protectora y desactivar el poder que esas críticas puedan tener sobre uno. Hay que quítale el poder al vampiro emocional, dejándole saber que sus opiniones carecen de importancia, y poniendo en claro lo que está bien y lo qué está mal, para debilitarlo.
El hablador incansable.- Esta persona no está interesada en lo que el otro tenga que decir, pensar o sentir. Sólo quiere que esté ahí para escucharle, para ser ese “contenedor” donde volcarlo todo, para desahogar todos sus problemas. Esto puede causar agotamiento físico y emocional constante e intenso.
¿Cómo cuidarse? Estos individuos no responden a las señales no verbales, por lo tanto no existe otra alternativa que interrumpirles de forma contundente, pero cortés, dejando en claro que se le puede escuchar, pero no ser su diario personal, su cajón de desastre o papelera, sino para establecer un diálogo con ella, porque el que escucha también tiene necesidades y desea ser escuchado.
La víctima.- Es alguien a la que siempre le ocurre lo peor y a quien el mundo ha abandonado, se la reconoce al instante porque su discurso siempre es negativo.
¿Cómo cuidarse? Tras esta persona hay una baja autoestima. Se debe evitar ser duro con ellos y lo mejor será darle una mirada lúcida con la que poco a poco se les haga ver que todo tiene solución y que deben tomar las riendas de su vida con responsabilidad.
El controlador.- Este individuo trata de controlar casi de forma obsesiva a los demás. Manipulan sus emociones para anularle, para quitarle la positividad, el autoestima e incluso su identidad. Invalidan a sus víctimas hasta el punto de convencerlos de que todo lo que necesitan se resume a una sola cosa: ellos.
¿Cómo cuidarse? El secreto del éxito para derrotar a un controlador es la asertividad y la autoconfianza. Jamás dejarse convencer. Hay que agradecerles por sus consejos, pero aclararle que uno tiene su propio punto de vista sobre la vida.
El agresivo.- Los vampiros emocionales que usan la ira y la violencia verbal o física son los más peligrosos. Muchas veces basta un mal entendido para que se enfurezcan, provocando susto en su víctima.
¿Cómo cuidarse? Cuando se tiene una persona con comportamientos violentos solo queda la opción de recomendarle que busque ayuda para corregir sus reacciones. De lo contrario, es mejor poner distancia con esa persona.
Ayuda profesional
La persona que convive con algún tipo de vampiro emocional debe buscar ayuda profesional para trabajar ciertos aspectos de su vida, porque esta situación, en casos extremos, puede desencadenar en un suicidio.
María de los Ángeles Reyes
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