El retorno de los brujos

Quienes en la década de los sesenta nos deleitamos con el Realismo Fantástico creado por Louis Pauwels y Jacques Berger en su controvertido libro denominado “El retorno de los brujos”, que entronizó una moda que versaba sobre temas paranormales, ciencias ocultas, culturas antiguas y otros, vemos con estupor que después de transcurrido medio siglo, dicha materia no estaba muy alejada de la realidad y, menos, cuando el abogado de una entidad bancaria estatal recientemente asaltada, acaba de actualizarla al acusar a un astrólogo de “embrujar” a los ejecutivos de dicho banco, para facilitar su desfalco.

El abogado del Banco Unión dijo que el nigromante en cuestión: “haciendo uso de sus poderes sobrenaturales, y su magia negra, pudo embrujar a la totalidad de los personeros del Banco, para que no se den cuenta del millonario hurto que se habría generado en el Banco”.

El surrealismo del Siglo XXI pareciera habernos entontecido a tal extremo, que hoy nos vemos en la obligación de engullir toda esa suerte de majaderías, como la dicha por el jurisconsulto de marras, sin siquiera sonrojarnos y aceptando a rajatabla la posibilidad del retorno del Curaca Blanco y sus tropelías con el peruano Martin Belaunde, o el embrujo de la Dama Azul al insensible monarca y su Corte.

Frente a semejante estupidez sólo podemos intuir que, a raíz de tantos sahumerios, mesas, abluciones y limpias practicadas casi diariamente, en todas las reparticiones de gobierno, con motivo o sin él, se ha creado una nutrida fauna de brujos que han decidido diversificar el rubro y dirigir sus conjuros hacia actividades más lucrativas, como el desfalco a bancos y organismos estatales, donde pueden valerse de la inocencia de gente “honrada e ingenua”, como Dña. “Amnesia” Achacollo y su directorio del Fondo de Desarrollo Campesino, Yacimientos Petrolíferos, Entel y muchísimos otros.

Entretanto, en medio de este alud de supercherías, propias de espíritus entregados al ocultismo y al esoterismo, no es una simple coincidencia la afición que el líder de todo este movimiento, Hugo Chávez, sentía por estas prácticas que lo acompañaron hasta su muerte, enormemente influenciado por Fidel Castro que, conocedor de esta su debilidad, introdujo en su círculo íntimo una corte de santeros y brujos que rondaban por todas las instituciones del Estado venezolano, con el objetivo fijo de convertir al elector en un fiel devoto y generar de esta manera una suerte de veneración hacia la persona del caudillo, como una especie de deidad que encarne a los antiguos libertadores. Estas afirmaciones están basadas en las investigaciones realizadas por el periodista David Placer y recogidas en su libro “Los brujos de Chávez” presentado en Madrid – España el año 2015.

Como se lee en el inicio de algunas películas: “cualquier similitud con la realidad es sólo mera coincidencia”. Ante lo citado líneas arriba, existe una nítida coincidencia con nuestra realidad y, de seguir ese rumbo, estamos ante el retorno de los brujos.