La ciudad de La Paz permanentemente es víctima de agresiones y atropellos por los marchistas y bloqueadores, que atentan contra su población. Los bloqueadores son, principalmente, sectores de comerciantes informales o contrabandistas, cocaleros, transportistas, mineros; últimamente, los pobladores de provincias, políticos, etc. Estas protestas son recurrentes y de nunca acabar. En los últimos días, se han producido marchas y bloqueos que perjudicaron, enormemente, las actividades normales de los estantes y habitantes de esta ciudad.
Antes escribimos sobre el tema por este mismo medio; lastimosamente, a ninguna autoridad le importó este problema. A estas alturas del tiempo, la población paceña ya está muy cansada de soportar tantos abusos y actos irracionales, con petardos y dinamitas, que afectan la salud y, además, dañan las estructuras de la ciudad que cobija y da de comer a estos ciudadanos. Los destrozos ocasionados son pagados por el pueblo paceño con sus impuestos,
La actual sede de Gobierno hasta hace algunos años ocupaba el primer lugar entre las capitales importantes del país, hoy apenas llega al tercer lugar; precisamente por causa de esos hechos irracionales, que paralizan las actividades de las importantes empresas, obligándolas a abandonar la ciudad de La Paz e irse a otras ciudades del interior e incluso al exterior; y muchas otras han quebrado y cerrado sus actividades en esta ciudad; de esta manera, perjudicando su desarrollo y progreso y, al mismo tiempo, provocando un alto índice de desocupación en esta capital.
Por otra parte, esos grupos bloqueadores parecen adolecer de masoquismo, porque no comprenden que con sus actos, ellos mismos son perjudicados, solo se fijan en sus intereses mezquinos; tampoco tienen sentimientos humanitarios, porque no les importa el sufrimiento de miles de ciudadanos, especialmente escolares, personas enfermas, minusválidos, ancianos, etc., que padecen en las calles.
Los pobladores paceños, desde mucho tiempo atrás, son víctimas de estos atropellos que coartan sus elementales derechos de locomoción para desarrollar sus actividades normales. Y son obligados a recorrer a pie, cuadras y cuadras para llegar a sus fuentes de trabajo, lugares de estudio o domicilios, porque calles, avenidas, plazas y otros sitios públicos siempre están ocupados por los bloqueadores, como si fueran dueños de esos espacios. Así se convierten ellos en ¡enemigos de la ciudad de La Paz!
También es necesario, puntualizar que esas acciones, muchas veces son provocadas por las mismas autoridades que no tienen tino ni pericia para resolver los conflictos sociales; y otras veces, por falta de educación urbana de esos ciudadanos.
Ante todo esto, ¿alguna autoridad podrá poner coto a todos estos atropellos contra la ciudadanía paceña? Si no existe, entonces, ¿quién podrá defenderla?, ya que siempre está desprotegida y abandonada por todas las autoridades. Para el colmo, también se suman los espectáculos bochornosos y hasta inmorales que cometen, en vías públicas, las personas en estado de ebriedad, eso como resultado de las entradas folclóricas que se dan en cualquier lugar y momento. ¡Dios proteja a los ciudadanos paceños!
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