Exhibición de poderío militar crea inseguridad

Es preocupante para la colectividad mundial el hecho de que cada cierto tiempo haya exhibiciones militares por parte de las potencias armamentistas como son Estados Unidos, Rusia, China, Inglaterra, Francia y otros países. En los últimos meses, se agregó a ellos Corea del Norte, cuyo gobernante busca crear dificultades tanto a los Estados Unidos como a Corea del Sur y ha realizado experimentos nucleares no obstante las prevenciones de Naciones Unidas e inclusive se hizo acreedor a sanciones económicas.

La industria armamentista no tiene freno porque continuamente provee de armas cada vez más modernas a las potencias que, por su obnubilación creen en la falsa consigna: “Desata guerras para asegurar la paz”, aunque saben que con esas actitudes lo único que hacen es favorecer al armamentismo y asegurar el ingreso en conflictos de más regiones del mundo. Siria es ejemplo de lo que no debería hacerse porque, en su momento, no se puso freno al gobernante de ese país que provoca uno de los más graves genocidios de los últimos tiempos. Irán, Irak, Afganistán además de regiones del África han pasado por momentos difíciles por la acción de las armas y, lo más grave, sufren la pérdida de miles de personas, a más de causar heridos y destrucción de bienes que necesitan sus pueblos.

Al concluir la Segunda Guerra Mundial en el año 1945, los países victoriosos contra Alemania y Japón habían declarado que “las experiencias sufridas con la guerra, eran más que suficientes para suspender las acciones que impliquen mayor fabricación de armas”; sin embargo, después de ese término se incrementó y perfeccionó de tal manera que las bombas atómicas caídas en Álamo Gordo en julio de 1945 y las que destruyeron Hiroshima y Nagasaki en Japón los días 6 y 9 de agosto de 1945, han quedado muy pequeñas, frente al aumento irracional y exagerado de nuevo armamento.

Ante el exhibicionismo del que hacen gala muchos países, se da lugar a que otros países -caso India, Pakistán y naciones asiáticas y africanas- crean que los presupuestos exiguos con que cuentan para combatir a la pobreza y al subdesarrollo, “deben destinarlo en buena parte a la compra y hasta fabricación de armamento”. La irracionalidad de muchos gobernantes determina que el mundo, conforme más tiempo transcurre, esté más propenso a los enfrentamientos.

Naciones Unidas poco o nada puede hacer para frenar esta peligrosa carrera; se ha convertido, por ineptitud, en una organización burocrática sin capacidad ni autoridad para hacer comprender al mundo que la exhibición de armas solo muestra soberbia y petulancia de quienes basan su tranquilidad y seguridad en la tenencia de armas y en el incremento de ejércitos, conductas que determinan aumento de la pobreza y la presencia de inseguridad en todo el mundo porque todo señala que su existencia está supeditada al “estallido de soberbias” que podrían destruir el planeta.