La ola de descubrimientos de grandes cantidades de cocaína en operaciones policiales tanto dentro como fuera del país revela con transparencia que la lucha contra la droga constituye uno de los fracasos más rotundos de los organismos responsables de enfrentar este cadente problema.
Casi a diario se anuncia, no sin escándalo, la detención de individuos que transportan cocaína para comercializarla dentro del país, como para su exportación. Uno de los casos más “sonados” fue el registrado días atrás en una pista clandestina en la localidad de Tangara de Sierra, en el Estado Matto Grosso, en el centro de Brasil, cerca de la frontera con Bolivia, donde dos bolivianos fueron detenidos con las manos en la masa.
En esa oportunidad, la Policía Federal detuvo a los ciudadanos bolivianos que aterrizaron en una avioneta boliviana, nada menos que con ¡480 kilos de cocaína pura!, cantidad asombrosa que llega a casi media tonelada, más aún cuando en medios locales se afirma que la lucha contra el narcotráfico “es un éxito” y que en el pasado los esfuerzos para erradicar el mal “fueron un fracaso”.
Para más información, los dos traficantes bolivianos eran jóvenes de 24 y 25 años y el precio de la droga decomisada era de dos millones y medio de dólares en Europa, dato cuantitativo que expresa mejor el volumen del delito. Autoridades brasileñas declararon en otra oportunidad que al presente “de Bolivia pasa a Brasil el 60% de la droga boliviana, porcentaje del cual el 40% queda en Brasil y el 60% pasa a Europa, datos que son verdaderamente escalofriantes, aunque la sensibilidad pública ya no lo percibe en su magnitud, pues la cuestión es “pan de cada día”.
La conclusión lógica que se desprende de esa clase de hechos es que, en general, la lucha contra el narcotráfico terminó en un enorme cero y que todos los esfuerzos fueron inútiles, incluyendo gastos por miles de millones de dólares. Cabe preguntarse, entonces, ¿cuál es en forma específica la causa de esa frustración?
En efecto, si todo resultó un fracaso es porque los objetivos y procedimientos fueron equivocados y falsos y es necesario cambiarlos de raíz. En ese sentido, se deberá dejar de atender solamente el comercio de la droga, sino atacar a la producción, que es la base del delito, al contrario del pensamiento oficial sobre que es el consumo lo que determina la producción. Si no se cambia la táctica, sin lugar a la menor duda, seguiremos aterrorizados con el crecimiento sideral de este agujero negro de la realidad nacional.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |