Iglesia es contraria a populismos

La clausura del VII Congreso Nacional Misionero realizado en Sucre, fue escenario propicio para que el Presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana exprese conceptos claros en contra de “populismos que tienden a convertirse en dictaduras”; dijo a sus colegas obispos y a los feligreses “no podemos permitir que los populismos poco a poco se vayan convirtiendo en dictadura en nuestra sociedad, no podemos permitir que maten el Tipnis (reserva natural por donde el gobierno pretende construir una carretera)”. Afirmó el obispo que “en el país está presente una cultura de la muerte y todos somos parte de ella, por eso demando anunciar a Jesús en el mundo de hoy para evangelizar y no permitir que la división sea más fuerte que la unidad porque somos apóstoles de la unidad, unidad en la familia, unidad en la parroquia, unidad en nuestra patria Bolivia”.

Al referirse a la “manipulación” de la vida en Bolivia, dijo que es “tremenda” y más aún cuando “nos enteramos que esa manipulación de la vida se hace por intereses económicos o ideológicos”. Fue categórico en su homilía porque considera que la Iglesia tiene como deber defender a los pobladores del país y no permitir que intereses destruyan la unidad y den paso a condiciones de vida no apropiadas para el pueblo.

Muchas veces en los últimos meses la Iglesia, por boca de sus diferentes obispos, se ha referido a la necesidad de respetar los derechos humanos y acatar los preceptos constitucionales y las leyes vigentes en el país. Como siempre, la Iglesia considera que la economía debe servir al hombre y no éste a la economía. Son varias las oportunidades en que se refirió a la urgencia de desterrar las discriminaciones y que en el país rijan los principios fundamentales que deben cumplir con el bien común.

La Iglesia, durante el Congreso Nacional Misionero, ha propugnado la necesidad de que el pueblo aporte con vocaciones para que las misiones en pos de evangelizar a las personas sean cada vez mayor realidad porque solamente con la vigencia de las leyes de Dios con la prédica de las sagradas escrituras y de los Evangelios que son normas de vida y bienestar, será posible desterrar la división y la pobreza.

Simultáneamente a las prédicas sobre la necesidad de evitar los populismos conductores hacia dictaduras, se refirió el Presidente de la Conferencia a los males que acarrea la práctica del aborto y expresó que no se puede atentar contra la vida de nadie y mucho menos contra niños que se ha concebido con miras a que vivan y sean parte del conjunto de las familias y de la humanidad. La Iglesia sostiene que no puede haber vida plena donde rigen las políticas que permiten el aborto que es medio seguro de asesinar, destruir la vida y atentar contra los derechos humanos.