Bolivia es uno de los países más pobres de Latinoamérica. La pobreza afecta la calidad de vida de la mayoría de su población y restringe el disfrute y el ejercicio de sus derechos humanos. Ser pobre no sólo significa la incapacidad de satisfacer las necesidades básicas, también supone estar excluido de la oportunidad de desarrollar capacidades para desenvolverse productiva y creativamente en la sociedad, así como estar limitado en cuanto a la posibilidad de hacer efectivas las propias reivindicaciones. Las cifras hablan. Según el Mapa de la Pobreza, el 20 por ciento vive en estado de extrema pobreza.
Por otra parte, según el Informe de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) Bolivia ocupa el lugar 104 de un total de 174 países en el ranking de desarrollo humano.
Las perspectivas a corto plazo no son del todo favorables, por la baja inversión productiva, la disminución de la demanda interna, la falta de confianza, la incertidumbre, el creciente desprestigio de los gobernantes por el surgimiento de nuevos ricos debido a la corrupción política en la Administración Publica, el narcotráfico, el contrabando y la falta de credibilidad en el sistema judicial. Esos y otros problemas están dando lugar incluso a la pobreza desigual.
Con excepción de los llamados cocaleros del trópico y los de Yungas, así como algunos sectores de indígenas y campesinos, muchos otros, entre ellos niñas, niños, jóvenes y mujeres y gente mayor de otras regiones están entre los grupos más afectados por la pobreza y la exclusión.
Una proyección hecha con base en las cifras del último censo permite inferir que actualmente menores de 18 años y mujeres, adolescentes, viven en condiciones de pobreza, siendo captados por la delincuencia y la prostitución...
Asimismo, existen brechas entre regiones del país y entre área rural y urbana. Los departamentos con la tasa de pobreza más alta son Potosí, Chuquisaca y Pando. En cambio, Santa Cruz y Tarija presentan la tasa más baja.
La pobreza rural se relaciona con condiciones que determinan una baja productividad agrícola, falta de infraestructura y acceso a mercados. En el área urbana, la pobreza está relacionada con empleos politizados.
En Bolivia, el funcionamiento de la sociedad y la economía produce inequidad. De hecho, el principal problema social del país es la desigualdad en la distribución del ingreso y la riqueza.
La falta de equidad por favoritismo político implica una ciudadanía limitada y precaria y así no se puede construir una Patria con justicia social.
La autora del artículo es socióloga.
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