El mundo en el bolsillo

El progreso tecnológico es tan abrumador que es impensable lo que se pueda disponer en pocos meses o un año. Algo de esto sucedió, hace unos pocos años, con el teléfono celular. Probablemente, ningún lector habitual de diarios, revistas e inclusive libros pudo imaginar lo que se venía.

Y se produjo poco menos que como un servicio más, pero no fue así. Sobrepasó toda percepción que se podía tener sobre los cambios que generaban las novedades actuales, en todos los órdenes de la vida, pero principalmente en el tecnológico.

Pues bien, tenemos ahora en las manos y portamos en los bolsillos a un pequeño aparato eléctrico, que en su apariencia semeja a una más de las tantas novedades de la época, especialmente por la modestia de su apariencia. Sin embargo, éste resultó ser todo un fenómeno de alcances impresionantes.

Se trata del teléfono celular, que tiene tantas virtudes que no es fácil enumerar todas ellas, pues a cada quien le resulta útil en tantas posibilidades. En consecuencia, a pesar de su apariencia modesta, es nada menos que un milagro que emergió de cerebros excepcionales de la época.

Aparte de todas estas circunstancias, su costo es tan accesible que, al menos en Bolivia, uno nuevo puede ser comprado en menos de mil bolivianos. Pero sólo cuando se lo tiene en las manos se percatan las personas que tienen a su disposición algo que excede cualquier concepto calificativo, por lo menos en la lengua española, que es la nuestra.

El teléfono celular opera con tantas posibilidades que quizás nadie alcanza a contabilizarlas. Es útil en todo momento. Sea para una conversación cualquiera, como también para dar cuenta de muy buenas noticias, así como aquellas que significan pesar y dolor al que recibe la llamada.

Los seres humanos, que a veces no dan mayor significación a los recursos tecnológicos que disponen en este tiempo, en algún momento advertirán que tienen en sus manos un colaborador de ensueño.

El teléfono celular, además, es tan sencillo de operarlo y si una persona está más interesada en conocer y extraer sus beneficios, los encontrará sin que le cueste nada, aparte del modesto costo mensual que tiene el uso de algún servicio de conexión.

Pero el acontecimiento se hizo cada más inimaginable, que ahora se puede disponer de aparatos celulares de tantas propiedades que ningún otro de su dimensión y costo, que está al alcance de la economía más modesta.

Todos le extraen los provechos personales y colectivos más excepcionales: los miembros de familias, los enamorados, las empresas y los servicios. En cualquier trance que se tenga de sostener una comunicación de alguna distancia y que sea inmediata, es posible disponer de sus servicios.

Además, hay profesionales que pueden disponer de más de un celular en sus bolsillos para atender los requerimientos de sus clientes o de sus necesidades en el trabajo, con más eficiencia y rapidez. En los casos de salud, es impagable el servicio pronto que ofrece un celular.

El celular ha pasado a ser un recurso de tanta facilidad y accesibilidad que, por lo general, nadie reconoce sus méritos y el valor que tienen sus servicios.

Bien merecería reconocer su valor e importancia de alguna manera pública. En otros casos se levanta hasta monumentos, pero el celular es tan sencillo y modesto que seguramente a nadie se le va ocurrir levantarle un hermoso monumento, como realmente merece.