En tres gestiones gubernamentales, el MAS se apropió del Estado, ello se nota porque en Bolivia no hubo revolución, ni “nacionalización” ni industrialización, peor, no hubo desarrollo o el “sujeto del “cambio”, excepto que se utilizó lo “indígena” para aparentar una “Bolivia india” y lograr canonjías internacionales. La ausencia de principios y convicción fue sustituida por la muletilla del “imperialismo”. Ése, que devaluó el trabajo -de exploración hidrocarburífica- de gobiernos anteriores para favorecer al MAS con la subida de los precios internacionales de los hidrocarburos insuflando casi 200.000 millones de dólares. Ingreso que requería de una “administración profesional”, por lo que el MAS convocó a neoliberales (oportunistas) “neo” (dirigentes mestizos o cholos colonizados) y “para” indígenas (blancoides urbanos indianizados neoliberales) autodenominados: “el pueblo”.
El exceso de ideología (reaccionaria) confundió al soberano abigarrado y heterogéneo; pasivo y re-colonizado que se dejó subsumir en el mote de “hermanos”. La ciudadanía desestimó la palabras de Evo en su primera entronización como presidente: “no pensábamos llegar al poder”, dijo, lo que denotó claramente que no tenían programa. Hasta se presentaron como “reserva moral”, “leales” y genuflexos a él (Evo) la condición -como se ve- “forrarse” económicamente (ahí está la recurrente corrupción, desfalcos bancarios, Fondioc, CAMC, Entel, Emapa, etc., citar otros casos es vano).
En su primera gestión, obnubilados y enfadados por los neoliberales, desestimamos la “peligrosa” sentencia del MAS: ¡ahora es cuándo! Fue un campanazo al que restamos importancia, en consecuencia, el dispendio del patrimonio fue incalculable. Nos encandilaron, nos anclaron mediante: 1) eximieron a los “indígenas y libre pesantes”, 2) improvisaron un modelo populista-capitalista; pero más salvaje que los ingenuos neoliberales, 3) se victimizaron con prejuicios de raza y discriminación (su instrumento la ley 045), 4) aparentaron un líder (mesías) ungido en Tiwanaku (con rasgos teocráticos) y 5) denominaron a la democracia como “imperialista”.
Ahora hablan de reelección indefinida -de Evo- como en tiempos de la Constituyente, pero frenado, precisamente, por los constituyentes indígenas, de ahí su encono contra ellos. Ya en 2006, José Antonio Quiroga advirtió que el MAS no tenía programa, ni organización interna como partido ni política de alianzas, que ahora, en 2017, siguen igual o peor. Recurren al autoritarismo; maltratando al pueblo que el 21F dijo NO a otra “re-elección”, pero él neo-colonial, teocrático y autárquico mantiene su anhelo de integrar la modernidad global capitalista. ¿Cómo? Apropiándose del Estado (hasta el 2025) y manteniendo esas dos formas recurrentes durante 12 año: una relacionada con la ficción (teocrática), y la otra con un rol (político) social-capitalista.
Por ello, ahora (2017), ante la intención de eximir de facto al 21F y no perder al Estado (el patrimonio), abruptamente Evo habla de “dobles aguinaldos” afirmando, que este año (2017) no será posible, pero cual “pitoniso” asegura que en 2019 (año de elección) habrá este beneficio. Ese es el as bajo la manga, cuyo objetivo, entre otros, es mantener aprisionado al “electorado”, agudizar el extractivismo, destrozando el Tipnis para expoliar todo lo que se pueda. Por ello, con convicción, se debe respetar la decisión digna tomada el 21F, recuperar el Estado, eximiendo a los neos y para-indígenas del gobierno.
El autor es Director del Centro de Investigación, Servicios Educativos y de Comunicación (Cisec).
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